MIRA AL HORIZONTE
ESTE, ES UN BLOG DE SUEÑOS Y DE ALEGRIAS, DE CARRERAS, DE RUTAS Y DE ILUSIONES, TAMBIEN DE NOSTALGIAS, DE NUBES QUE AVANZAN RAUDAS JUNTO AL MAR, DE SOLES QUE CUBREN CIELOS ENCAPOTADOS, DE RISAS Y DE MISTERIOS, DE VIEJAS HISTORIAS DEL PASADO, DE ILUSIONES PERDIDAS Y DE OTRAS ENCONTRADAS, DE ENCRUCIJADAS JUNTO AL VIENTO EN LA FRONTERA MISMA DE LA VIDA...ESTE ES UN BLOG PARA EL QUE QUIERA CORRER, LEER, ESCUCHAR E IMAGINAR.
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lunes, 8 de abril de 2013
ABRIL 2013: LOS CUENTOS DEL CORREDOR DESPISTADO
Hola!
Alto y claro, alzando un poco el cuello e irguiendo todo el tronco, el corredor despistado se asomó a la loma donde todo parecía estar muy despejado. No sabía como había llegado hasta allí, pero ahí estaba, contemplando el hermoso paisaje. Había nubes muy blancas, otras rojizas y alguna nube opaca. Todas juntas no eran muy abundantes, punteaban el fondo del cielo ofreciendo un panorama brillante y feliz.
Justo allí arriba, con el sudor secándose por el viento que soplaba, el corredor despistado sintió un poco de vértigo. Tal vez si no lo sintiera sería peor, el vértigo le apegaba al suelo y provocaba que de sus pies crecieran raíces, que como anclas de realidad, lo aferraban a su mundo..
Un día, el corredor despistado sintió que aceleraba, pero no corría el asfalto bajo sus pies, viajaba sobre una alfombra de minutos entre distorsiones, acelerones y bruscos parones. El tiempo, caprichoso, horadaba pasillos en su mente, frustrando el lógico control que antes había ejercido sobre él. Entonces, aferrar cada segundo se convirtió en un reto, tomar un suspiro y sorberlo del todo, en una obsesión.
Desde la loma, ya casi en primavera, el corredor despistado bajo a la ciudad. Allí, el sol del amanecer, orgulloso superviviente del escaso frío, apaciguaba el ímpetu de la urbe, que como siempre, revivía cuando la luz asomaba por la limites del invierno mortecino. La ciudad, caldeada de rumores y dulces aromas, recreaba el nacimiento de un nuevo ciclo, bien lo sabían los pájaros que no dejaban de cantar..
Allí, en las calles de la ciudad, cautivo de acertijos y cruces angostos, el corredor despistado supo que algo había cambiado. Algo no encajaba en el puzzle habitual de todos los días, la piezas se habían redistribuido quedando esparcidas de forma confusa, y creando en su caprichoso vaivén un desafío nuevo...un emocionante enigma.
Y así, cuando no podía correr, el corredor despistado se entretenía atrapando recuerdos. Y cuando miraba al suelo y no encontraba sus zapatillas, se concentraba en el camino que giraba ,se alargaba y luego se dividía en diversos caminos más. Los seguiría conforme a su intuición, allanando el suelo con su fiel optimismo...como siempre había hecho.
Muchas veces, el corredor despistado regresaba a la loma y corría; ahuyentaba sus miedos, y solo corría, abrazado a su propia respiración. Pero en su lento trasiego, entre veredas estrechas y cuestas pedregosas, se encontraba con pasillos oscuros repletos de dudas. Allí, rodeado de arboles interminables, apenas se veía la luz. Y justo cuando su corazón se quedaba vencido por la nostalgia, el corredor despistado se topaba con la alegría, ese chispa perfecta que ilumina el mundo al despuntar del alba, la interna satisfacción de atisbar una meta cercana, justo donde terminan las zapatillas y comienzan los dedos pequeños de los pies..
Algunas noches, al corredor despistado lo atenazaban los nervios, y abruptas pesadillas ensombrecían su descanso.. Pero había algo que brillaba, justo en medio de su alma, emitiendo una luz asombrosa que le hacía sonreír. Y al despertar, lo hacía abrazado a esa sonrisa y encontraba una razón por la que correr cada mañana junto a la estela plateada del planeta.
Así, el corredor despistado se dio cuenta de que corría en la dirección adecuada, directo al lugar donde se forja el sentido mas profundo de la vida. Arriba en la loma donde todo se ve, o en la planicie mas baja de la ciudad.
"No sabía como había llegado ahí, pero ahí estaba, contemplando el hermoso paisaje"
Pd: Ya queda poco, apenas unos días. Pronto seré papá y ella mamá. Esta vez, las palabras no son suficientes para expresar todo lo que siento.
¡Adiós!
domingo, 10 de marzo de 2013
MARZO DE 2013: LA SOMBRA DE PETER PAN
Hola!
Se acabó el recreo, los focos del estadio se apagaron de golpe, la oscuridad mas densa lo inunda todo, se escucha un viento sordo que sopla lejano, algunos ecos engañan al propio sonido rebotando entre los silencios, la tristeza mas honda cae como un velo, los recuerdos mas hermosos se difuminan..
Huyo Peter Pan, y solo quedó su sombra impresa en la pared del estadio, el chico que soñó sus propias piernas no volverá a correr...¡nunca, jamás!.
Hay veces que duelen las palabras; duele cada punto, duele cada letra, duelen las pausas cuando no surge ninguna frase de la cabeza, y todo queda envuelto en un gran signo de interrogación, ¿por que?.
¿Por que lo hiciste Oscar?, acaso te elevaste tanto y quisiste llegar tan alto que tus alas de cera tocaron el sol y se derritieron. Ahora el mar abrazará tu olvido mientras tus plumas, esparcidas por el viento, planearan en círculos formando en su caída nostálgicos suspiros del pasado. Ya todo es inútil, nada de lo vivido parece real, todo está congelado, como un témpano de hielo, sin alma.
¡Que lástima Icaro! ¡Que lástima Peter Pan!; perdiste tus alas por creer que no se podían quemar, y solo quedará tu sombra, lo que fuiste por lo que nunca volverás a ser..¡nunca, jamás!.
Y pienso en ella, se que tú nunca dejarás de hacerlo, y pienso en tantas otras..duelen las palabras como un puñal frío dentro del corazón. La luz parpadea y se debilita, adherido a la oscuridad el silencio es como un plasma oscuro, algo rebota dentro de tu cabeza, es la conciencia..ya nunca se irá de ahí, rebotara y rebotara creando surcos en tu mente, hasta el último día de tu vida. El peor de los castigos, el castigo mas certero.
Paseaste por encima de las nubes con tus piernas forjadas en sueños, pero a un lado del camino existía un precipicio, tal vez no tú lo viste, quizá no te distes cuenta..pero estaba ahí, aire que flotaba inestable bajo el parqué rojizo del estadio olímpico de Londres. Atrás quedó el murmullo vibrante, el sudor quebrado de gloria, la sonrisa reflejada en los flashes de las cámaras de fotos, atrás quedo una vida perdida para siempre; su vida..la tuya.
Nuestro viaje alrededor del planeta cuelga de un hilo muy fino, se trata de asirlo fuerte, para que no se rompa, después puede ser demasiado tarde..irremediablemente tarde.
Fue un vuelo corto, admirable y fugaz, roto por la mitad, convertido en humo difuminado, en nostalgia, en tiempo destruido por una mentira atroz. ¡Que fue de la lucha! ¡Que fue de la perseverancia y de la superación!. Ya no habrán mas sueños en la noche solo resquicios de rancias pesadillas. ¿Que te hizo saltar por la ventana?. Que te hizo volar hacia ninguna parte, joven Peter Pan, corredor de nunca jamás, para dejar de ser un niño y convertirte en una sombra desfigurada.
pd: Hace un tiempo, después de los juegos olímpicos de Londres, dediqué una entrada, por su increíble hazaña, a Oscar Pistorius. Después de lo sucedido, pensé en eliminarla sin mas. Finalmente, decidí no hacerlo. Lo peor con estás cosas es ignorarlas, no se puede mirar hacia otro lado. El ser humano es extraño; maravilloso y mezquino a la vez y algunos individuos son capaces de alcanzar los dos extremos en su reducido ciclo vital. Soñar es hermoso, pero no hay que perder de vista el suelo, jamás. Correr pegados al asfalto garantiza una mirada cierta al horizonte, y tal vez junto al sol, se cumpla alguno de nuestros sueños.Eso pienso yo. Solo por rectificar y por que no se olvide, dejo escrita esta nueva entrada.
Adiós.
Se acabó el recreo, los focos del estadio se apagaron de golpe, la oscuridad mas densa lo inunda todo, se escucha un viento sordo que sopla lejano, algunos ecos engañan al propio sonido rebotando entre los silencios, la tristeza mas honda cae como un velo, los recuerdos mas hermosos se difuminan..
Huyo Peter Pan, y solo quedó su sombra impresa en la pared del estadio, el chico que soñó sus propias piernas no volverá a correr...¡nunca, jamás!.
Hay veces que duelen las palabras; duele cada punto, duele cada letra, duelen las pausas cuando no surge ninguna frase de la cabeza, y todo queda envuelto en un gran signo de interrogación, ¿por que?.
¿Por que lo hiciste Oscar?, acaso te elevaste tanto y quisiste llegar tan alto que tus alas de cera tocaron el sol y se derritieron. Ahora el mar abrazará tu olvido mientras tus plumas, esparcidas por el viento, planearan en círculos formando en su caída nostálgicos suspiros del pasado. Ya todo es inútil, nada de lo vivido parece real, todo está congelado, como un témpano de hielo, sin alma.
¡Que lástima Icaro! ¡Que lástima Peter Pan!; perdiste tus alas por creer que no se podían quemar, y solo quedará tu sombra, lo que fuiste por lo que nunca volverás a ser..¡nunca, jamás!.
Y pienso en ella, se que tú nunca dejarás de hacerlo, y pienso en tantas otras..duelen las palabras como un puñal frío dentro del corazón. La luz parpadea y se debilita, adherido a la oscuridad el silencio es como un plasma oscuro, algo rebota dentro de tu cabeza, es la conciencia..ya nunca se irá de ahí, rebotara y rebotara creando surcos en tu mente, hasta el último día de tu vida. El peor de los castigos, el castigo mas certero.
Paseaste por encima de las nubes con tus piernas forjadas en sueños, pero a un lado del camino existía un precipicio, tal vez no tú lo viste, quizá no te distes cuenta..pero estaba ahí, aire que flotaba inestable bajo el parqué rojizo del estadio olímpico de Londres. Atrás quedó el murmullo vibrante, el sudor quebrado de gloria, la sonrisa reflejada en los flashes de las cámaras de fotos, atrás quedo una vida perdida para siempre; su vida..la tuya.
Nuestro viaje alrededor del planeta cuelga de un hilo muy fino, se trata de asirlo fuerte, para que no se rompa, después puede ser demasiado tarde..irremediablemente tarde.
Fue un vuelo corto, admirable y fugaz, roto por la mitad, convertido en humo difuminado, en nostalgia, en tiempo destruido por una mentira atroz. ¡Que fue de la lucha! ¡Que fue de la perseverancia y de la superación!. Ya no habrán mas sueños en la noche solo resquicios de rancias pesadillas. ¿Que te hizo saltar por la ventana?. Que te hizo volar hacia ninguna parte, joven Peter Pan, corredor de nunca jamás, para dejar de ser un niño y convertirte en una sombra desfigurada.
pd: Hace un tiempo, después de los juegos olímpicos de Londres, dediqué una entrada, por su increíble hazaña, a Oscar Pistorius. Después de lo sucedido, pensé en eliminarla sin mas. Finalmente, decidí no hacerlo. Lo peor con estás cosas es ignorarlas, no se puede mirar hacia otro lado. El ser humano es extraño; maravilloso y mezquino a la vez y algunos individuos son capaces de alcanzar los dos extremos en su reducido ciclo vital. Soñar es hermoso, pero no hay que perder de vista el suelo, jamás. Correr pegados al asfalto garantiza una mirada cierta al horizonte, y tal vez junto al sol, se cumpla alguno de nuestros sueños.Eso pienso yo. Solo por rectificar y por que no se olvide, dejo escrita esta nueva entrada.
Adiós.
lunes, 4 de febrero de 2013
ENERO 2013: DIGNITY-DIGNIDAD
Hola!
Te vi el otro día caminando calle abajo, tu paso era lento, arrastrabas mucho los pies. Aún así, caminabas con decisión. Sonreías y nos miramos. Cuantas carreras arremetiendo al viento con tu joven sudor, con tus ojos de futuro, con la mirada de los sueños. Tu traje ahora parece más viejo, tus zapatos están desgastados, tu pelo se llena de escarcha por las sienes y breves arrugas trazan surcos en tu piel..
Nunca te vi protestar, ni levantar la voz por nada, pero no quieres aguantar mas insolencias. No se lo has contado a nadie, pero tienes un secreto, algo sobre un barquito, un barquito llamado "dignidad".
Navegarás muy lejos de aquí, pero tu corazón se quedará cerca de tu casa, cerca de los que te quieren y renovarás tus trajes para que brillen cada día junto al sol de la esperanza. Y verás las olas de espuma junto a la quilla blanca de tu barco, tu barco llamado "dignidad".
Navegarás con la lluvia lenta que cae junto al frío tendido y solitario del invierno, verás como se desliza húmeda por las cristales, pura nostalgia, y no sabrás si son lágrimas o si solo es lluvia. Habrá quien te pregunte por tu barco, que como pudiste comprarlo, les dirás que ahorraste tu dinero, tal vez les parezca feo, pero tiene un nombre precioso, se llama "dignidad".
Navegaras por el mar de la alegría, descubriendo islas de amistad por toda la costa, comenzando por el sur y siguiendo tu camino hacia el norte, ciudades y pueblos, amaneceres cálidos llenos de reflejos en la primavera y después, en las tardes de verano, tranquilo y sosegado, mirarás como tu copa brilla en la cubierta mecida por las olas...ya la marea es mucho más suave, el horizonte en el mar no se acaba nunca. Algunos se sorprenderán al ver tu barco, pero tiene un nombre precioso, tu barco se llama "dignidad".
Y allí donde vayas, mirarás a los niños para ver lo que ellos ven, para encontrar la pureza en su mirada, el brillo de sus ojos, la inocencia..la dignidad. Y reirás en cada bar de los abrazos, y aprenderás nuevas palabras en otros idiomas, y leerás cada noche a Murakami con la esperanza de fluir con tu barco hacía su mundo, hacia sus letras oníricas de ensoñaciones. Por fin, cuando el viento sople a tu favor, alzarás las velas y navegarás, muy rápido, tirando de los cabos con medio cuerpo apuntando al mar..
Y cuando la tristeza vele tu optimismo, mirarás al horizonte de tus recuerdos, al camino que ya quedó atrás, a la estela blanquecina que deja el barco en su resaca y allí, justo donde el mar se junta con el cielo para reflejar en él todos los colores y ninguno a la vez, justo allí encontraras la fe, tu fe..
Te alejabas calle abajo, avanzando con paso firme, recuerdo tu mirada gris y plateada, mirada lejana de los que siempre miran al mar, tal vez pienses en la suerte, o en el trabajo, tal vez pienses en tu hogar, las nubes del cielo ya no te persiguen, solo el viento marino templa y endereza las velas de tu barco llamado "dignidad".
Habrá quién te pregunte por el barco, que como pudiste comprarlo, les dirás que ahorraste tu dinero, tal vez les parezca feo, pero tiene un nombre precioso, se llama "dignidad".
¡Lánzate a hacerlo, lánzate a hacerlo! ¡lánzate!¡hazlo!
Y estoy pensando en mi hogar
Y estoy pensando en la fe..
Y estoy pensando en lo bueno que sería estar allí algún día..con mi barco llamado "dignidad"
En ese barco..
Entrada inspirada en la canción de Deadon blue
Dedicado a todos los que han tenido que "partir" su vida para "lanzarse a hacerlo":
A mi tía Lita (Alemania), a mi primo Jorge (Bilbao), a Raquel y Enrique (Dinamarca), a Vero y Toli (Bélgica), a Eva (Reino Unido), a Inma (Chile) y en especial a Ana y Carlos, cuyos corazones se pierden un poco entre semana para encontrar la luz cada viernes a las 9 de la noche..
¡Adios!
miércoles, 2 de enero de 2013
DICIEMBRE DE 2012: EL BAÑO DEL PAJARO GRIS
Hola!
Hay mañanas que desvelan el sueño para contar historias eternas junto a la brisa.
Hay mañanas que enraizan los rayos del sol desde el mar para que suban como enredaderas por el muro azul del cielo.
Fue en una de esas mañanas cuando vi al pequeño pájaro gris; bañaba sus plumas en un charco poco profundo, agitando sus patas al igual que las agita un pato sobre la superficie tranquila de un lago.
Es en el mes de diciembre cuando se desgranan sobre la ciudad amaneceres poco fríos y brillantes, poseedores de una luz olfativa, como si los rayos del sol surgieran de un mundo nocturno fresco y apacible. Día de puente, añoranza alegre en los arboles del viejo cauce del río. Me asomo a la ventana de la habitación, los altos edificios de la ciudad se difuminan tras la fina película del amanecer, los reflejos del sol en las ventanas parecen de oro puro, tal vez tras ellos se esconda el cálido esbozo de la felicidad pasajera, aquella que cala en el alma y se convierte en ese recuerdo eterno que vive junto a las sonrisas.
Correr por el río será como un respiro contra la rutina. ¡Dia 7 de diciembre de 2012, hoy no tengo que trabajar, me voy al río!.
Soledad y sonidos que vuelan junto al viento, tranquilidad y minutos que transcurren como si fueran los susurros de un reloj, pocos corredores, algunos paseantes, sonrisas y un poco de silencio, gente en bicicleta traqueteando de un lado para otro, el río se despereza al amparo de los atónitos puentes que anudan la ciudad creando enormes lazos de piedra entre ambos lados...
Corro... voy avanzando a ritmo muy suave; a mis pies el pavimento gris de tierra arenosa apenas levanta polvo, está compacto y marrón por la reciente lluvia, su tacto es acolchado...Disfruto de esa sensación, nada como la tierra blanda para correr por el río. A ambos lados del cauce, los árboles se entretejen junto a la luz, sombras y virutas luminosas se debaten entre la espesura de las ramas y la enorme manta de pinocha que se extiende por el suelo.
Mientras corro, miro..,y mi imaginación se hace añicos a lomos de la hermosa irrealidad.
Aumento mis zancadas, es la conocida euforia, por un instante todo mi cuerpo se separa del suelo, la fuerza de mi corazón se amplifica en el viaje de la sangre hasta mis piernas. Hay algo que aletea en el aire, tal vez sea el murmullo de la propia ciudad o tal vez el burbujeo interior que antecede al comienzo de los sueños....A lo lejos, diviso un pequeño charco de agua, me voy acercando, su superficie, que parece de cobre, refleja el cielo, que allí, sobre el agua, asemeja una pintura recién barnizada. Algo se mueve en el interior del charco, creando unas ondas suaves que se van esparciendo muy lentamente. Me acerco un poco más. Es un pájaro, sus alas y sus patas chapotean dentro del agua, tiene la panza blanca y el anverso de sus alas a pinceladas de distintos colores; amarillo, azul y algo de rojo, el resto del cuerpo es todo gris, salvo el pico, que parece marrón y los ojos, muy negros y atentos a todo. Al llegar al charco, doy dos largas zancadas, el pájaro, al verme, alza el vuelo y se va, tras el batir ligero de sus alas solo queda el resuello limpio del sonido de agua y un leve recuerdo de su presencia...
Hay mañanas que desafían al destino para plasmar con su luz apenas un leve destello de la felicidad. Fue en una de esas mañanas, mientras corría por el río, cuando vi al pequeño pájaro gris, bañaba sus plumas de colores junto a la brisa y me regaló, al alzar su vuelo, una imagen para recordar en cada una de mis zancadas.
¡Adios!
viernes, 30 de noviembre de 2012
PAS RAS AL PUERTO DE VALENCIA: OLAS TOCADAS DE ESPUMA
Hola!
Valencia, día 28 de octubre de 2012. Domingo, 9.00h
10,22 kilómetros en 50'15" a 4:55 por km.
Valencia, día 28 de octubre de 2012. Domingo, 9.00h
10,22 kilómetros en 50'15" a 4:55 por km.
Días atrás, correr junto a mar hubiera resultado una azarosa aventura. Hoy, las olas con forma de montículo móvil apuntan a la playa y se deslizan sobre ella para darle una caricia. Puedo verlas desde mi ruta de curvas, casi con el rabillo del ojo. Los días de temporal dejaron junto a la costa una resaca de colores nuevos, llenos de luz. Correr entre los brillos del otoño amplifica el valor de nuestro esfuerzo, y lo hace mas bonito, mas pleno.
Hay días, como hoy, en los que solo apetece correr; avanzar rápido, desplazarse, tocar con los codos de los demás corredores, formar un pequeño pelotón y dar un tirón..quedarse atrás y recular, recuperar y adelantar. Girar, hacer un escorzo y encontrarse con el palpito fugaz del asfalto y con ese roce de golpeteo febril en las zapatillas. Y en los pies, ese algo que atraviesa la piel y realza el empuje de nuestras zancadas, el "zoom" de los sueños, la fuerza interior. Hay días en los que solo apetece correr para reencontrarse con todo esto, y con uno mismo. Días como hoy, junto al mar rizado con sus olas tocadas de espuma.
De lejos se escucha el metálico sonido de los altavoces con sus altibajos característicos de música estridente. Como una banda sonora de escasas revoluciones, por debajo susurra la brisa tranquila del mar. Dos enormes banderas blanden su danza junto al viento, el frío limpio de la costa seca el sudor tempranero de aquellos corredores que calientan envueltos en mallas, bragas y el vaho humeante que emerge de entre las risas, las conversaciones y los nervios.
El Pas Ras del Puerto de Valencia siempre saluda al otoño, y si sale el sol, como hoy, el viejo Mediterráneo también corre para estirar sus músculos y entrar en calor. La noches para el mar ya resultan algo frías, aunque se cobije bajo el manto cálido de su blanca luna otoñal.
Primeros metros; entumecimiento, desafío y añoranza. El cuerpo responde con calma, perezoso, amable con el esfuerzo, voluntarioso y algo torpe. Trato de acelerar, respiro, el aire desatasca mis circuitos, el olor a salitre estimula mis sentidos y dispara mi optimismo. Remembranzas de carreras pasadas, ya soy un corredor veterano, correr es un hogar para los recuerdos, acudir a ellos es como sentarse frente a una chimenea y dejar que la mirada se pierda y salte en el interior de las brasas palpitantes. Allí, en los sueños y en los recuerdos, también se esconde el valor de la eterna juventud.
El mar y el espacio abierto hacen que las voces resuenen con eco, no hay lejanía solo distancia. Al fondo de la vista, las montañas parecen pintadas sobre un lienzo azul. Mi ritmo se hace mas estable, regular y certero. Atrapo todo lo que me rodea y eso me hace vibrar, conservo mi eficacia como corredor, soy lento pero fiable. Acelero, 6 km ya quedan por detrás, y solo 4 por delante. Levanto la vista, rápidos destellos se precipitan desde lo alto de una palmera, los miro y me deslumbran; otros, mas lentos, se hacen jirones aleteando como pájaros entre la gente, el asfalto y la distancia de la playa.
Me fijo en el mar, parece un espejo que se mueve, las olas bailan coronadas por rizos blanquecinos de espuma. Algunas gaviotas braman, parecen protestar por el repentino jaleo de los corredores. Solo el cielo trata de imitar al mar, las nubes también bailan aunque de forma mas lenta. El mar, con su trasiego incesante, cobra ventaja. Los corredores, con nuestro ir y venir, escoltamos a las olas, que no dejan de susurrar.
El paseo junto a la playa se acaba, volvemos al puerto, es hora de terminar. Pero antes de la meta, cuando mis piernas ya crepitan transidas de dolor, a un lado detecto el punto mas perfecto del camino; el lugar donde los colores, los ecos, el ritmo y el futuro se transforman en zancadas que prenden del viento, suspiros de vida y alegría.
Cierro los ojos y cruzo la meta. Para el recuerdo, el tintineo del mar y el rumor de las olas en esta mañana perfecta de otoño, y tras la capa de sudor bañada de sal, el compromiso de seguir corriendo...por siempre.
correr con las olas
Pas Ras
Adios!
De lejos se escucha el metálico sonido de los altavoces con sus altibajos característicos de música estridente. Como una banda sonora de escasas revoluciones, por debajo susurra la brisa tranquila del mar. Dos enormes banderas blanden su danza junto al viento, el frío limpio de la costa seca el sudor tempranero de aquellos corredores que calientan envueltos en mallas, bragas y el vaho humeante que emerge de entre las risas, las conversaciones y los nervios.
El Pas Ras del Puerto de Valencia siempre saluda al otoño, y si sale el sol, como hoy, el viejo Mediterráneo también corre para estirar sus músculos y entrar en calor. La noches para el mar ya resultan algo frías, aunque se cobije bajo el manto cálido de su blanca luna otoñal.
Primeros metros; entumecimiento, desafío y añoranza. El cuerpo responde con calma, perezoso, amable con el esfuerzo, voluntarioso y algo torpe. Trato de acelerar, respiro, el aire desatasca mis circuitos, el olor a salitre estimula mis sentidos y dispara mi optimismo. Remembranzas de carreras pasadas, ya soy un corredor veterano, correr es un hogar para los recuerdos, acudir a ellos es como sentarse frente a una chimenea y dejar que la mirada se pierda y salte en el interior de las brasas palpitantes. Allí, en los sueños y en los recuerdos, también se esconde el valor de la eterna juventud.
El mar y el espacio abierto hacen que las voces resuenen con eco, no hay lejanía solo distancia. Al fondo de la vista, las montañas parecen pintadas sobre un lienzo azul. Mi ritmo se hace mas estable, regular y certero. Atrapo todo lo que me rodea y eso me hace vibrar, conservo mi eficacia como corredor, soy lento pero fiable. Acelero, 6 km ya quedan por detrás, y solo 4 por delante. Levanto la vista, rápidos destellos se precipitan desde lo alto de una palmera, los miro y me deslumbran; otros, mas lentos, se hacen jirones aleteando como pájaros entre la gente, el asfalto y la distancia de la playa.
Me fijo en el mar, parece un espejo que se mueve, las olas bailan coronadas por rizos blanquecinos de espuma. Algunas gaviotas braman, parecen protestar por el repentino jaleo de los corredores. Solo el cielo trata de imitar al mar, las nubes también bailan aunque de forma mas lenta. El mar, con su trasiego incesante, cobra ventaja. Los corredores, con nuestro ir y venir, escoltamos a las olas, que no dejan de susurrar.
El paseo junto a la playa se acaba, volvemos al puerto, es hora de terminar. Pero antes de la meta, cuando mis piernas ya crepitan transidas de dolor, a un lado detecto el punto mas perfecto del camino; el lugar donde los colores, los ecos, el ritmo y el futuro se transforman en zancadas que prenden del viento, suspiros de vida y alegría.
Cierro los ojos y cruzo la meta. Para el recuerdo, el tintineo del mar y el rumor de las olas en esta mañana perfecta de otoño, y tras la capa de sudor bañada de sal, el compromiso de seguir corriendo...por siempre.
correr con las olas
Pas Ras
Adios!
jueves, 1 de noviembre de 2012
OCTUBRE DE 2012: EL ARQUERO QUE MANEJA EL CIELO
Hola!
Hace poco, lo vi. Hay un arquero que maneja el cielo. No es fácil verlo, se camufla vestido de providencia o buscando excusas en el destino. Quién lo ve, y se alía con él, tal vez sea capaz de retocar las líneas mágicas de su vida. El papel en blanco no se escribe solo. Hay un arquero que maneja el cielo. Yo lo vi, os lo aseguro.
-Aeropuerto de Zaventem (Bruselas). Septiembre de 2012-
Sobre Bruselas cae lento un otoño similar al plomo plateado. El cielo, alto y sin fisuras, esta vestido todo de gris, de horizonte a horizonte se extiende una capa de nubes uniforme y muy amplia. "El ambiente es algo nostálgico, la nostalgia es como una cuna tranquila donde se duermen los recuerdos" -pienso- y mi mirada se pierde tras las nubes que desgranan pequeñas gotas de agua, tan ligeras que no llegan a tocar el suelo, se quedan flotando junto al frío y por fin, se esfuman. "Mas nostalgia" -pienso- "la nostalgia tiñe de claroscuros el cuadro más luminoso y feliz".
Fuera, en el exterior de avión, corretean caprichosas algunas ráfagas de viento, un operario vestido con un peto naranja maniobra con destreza cerca del aparato, agita los brazos haciendo indicaciones al carrito que transporta las maletas, lleva puestos unos enormes auriculares para protegerse del ruido, debajo de ellos su pelo se revuelve creando greñas irregulares que van de un lado a otro de su frente. Finalmente, hace un gesto muy rápido e indica que todo está listo. Se escucha un ruido de cierre y una vibración...¡nos vamos!.
Miro hacía arriba, suspiro, pronto estaremos volando; "estelas de color blanco fundidas en el cielo"; son mis pensamientos, golpean con suavidad las robustas paredes del fuselaje blanco del avión...
Sonrío y me relajo, trato de acomodarme en el asiento, cruzo las piernas y apoyo mi frente en el plástico que cubre la escotilla. Allí, dentro del avión y antes de despegar, siento como la vida vira a mi alrededor, es un pensamiento extraño, también certero, certero como las flechas del hábil arquero que maneja los hilos en el cielo. A un extremo de mi campo visual, en la pista de aterrizaje más próxima, un enorme jumbo toma tierra con tal suavidad que me hace pensar en un cisne dejándose caer sobre la superficie tranquila de un lago; el ave gigante se posa sobre la tierra, se desliza por el cemento, y al fin, se para. En el exterior, la lluvia aumenta y las ráfagas de viento se hacen más intensas. No será fácil despegar, cruzar el cielo será otra historia. Pienso en las flechas rápidas de la casualidad, tal vez el cielo nos depare hoy alguna sorpresa.
De pronto, nuestro avión da un empujón, se estremece y se desplaza un poco, una azafata muy sonriente escenifica con gracia y monotonía las medidas inexcusables de socorro y precaución. Al fondo se escucha el ruido sordo de los motores.Otras dos azafatas se cruzan en mitad del reducido pasillo, parece que no se ven, apenas se rozan, pero no dejan de sonreír.
La realidad se cruza con los recuerdos, también los aviones que "van" se cruzan con los que "vienen". Me detengo un instante en este pensamiento, sonrío y miro por la ventanilla; el agua cae ahora con más intensidad, el suelo brilla por la humedad, el operario de peto naranja ya no está, el cochecito de las maletas se aleja camino del hangar. Tal vez en ese nexo de unión entre la realidad y los recuerdos exista un punto común llamado "vida", quizás el azar intervenga en ese punto para fijar así nuestro camino y hacerlo más fácil...o más difícil. El avión aumenta su velocidad, el ruido de los motores se hace más agudo. Cruzar el cielo es lo más sencillo, lo difícil es elevarse hasta él...
Mi mano se acerca a la suya. Me da miedo el despegue, siempre ha sido así. Ambos sonreímos, sobre todo ella; "nexo de unión" -pienso- y el avión toma impulso para alzarse camino del cielo. Ella me aprieta la mano, yo le respondo con otro apretón y cierro los ojos; "chispazos de luz que vencen al miedo" -pienso- y en ese preciso instante el avión separa su pesada carrocería del suelo para dejar atrás nuestro paseo soñado por la tierra verde de Flandes; "lentas pinceladas atrapadas en el tapiz de algún pintor belga imaginario". Y al fin, después de golpear el fuselaje del avión, todos mis pensamientos regresan convertidos en cuadros repletos de vivos colores...
Tengo un nudo en el estomago, detrás de mis ojos cerrados se ajetrean rebeldes cientos de puntitos de luz, el avión traquetea, los motores rugen con fuerza, mi mano no se despega de la suya, la atrapa, casi la atenaza, la inclinación del avión aumenta,al fin, la velocidad es sustituida por una débil flotabilidad, el aparato gira y se endereza, entreabro los ojos, a través de la ventanilla atisbo una luz inmensa, deslumbrante...
No puedo dejar de mirar, mis ojos brillan, también los de ella; el horizonte traza una linea lejana y sinuosa que parece flotar en la inmensidad sujetada solo por algún tipo de fuerza invisible, las nubes, que ahora son un tupido colchón abombado, quedan bajo el avión envolviendo la tierra con su plomizo abrazo, a nuestro alrededor brilla un sol irreal, tan grande que adormece los sentidos, no duele mirarlo, su sola visión ralentiza levemente el tiempo...
A lo lejos veo algo, son destellos de luz que aletean alrededor de nuestro avión, unos se pierden en la distancia, otros están más cerca, surcan el cielo atravesando el azul como centellas con forma de flecha plateada dejando tras de si una estela blanca, muy brillante, que se deshace tan rápido que apenas da tiempo a verla. Son aviones, aviones que "van" y que "vienen", flechas lanzadas al viento, en todas direcciones, allí donde les quiera llevar el hábil arquero que maneja los hilos del cielo
Septiembre de 2012: Ya en Valencia.
Ya os lo dije. Hace poco, lo vi. Un suspiro, un gesto furtivo en el espacio y ¡Zass, la flecha golpea en el centro de la diana!.
Cojo su mano, nos miramos, sonreímos, el avión aterriza en el futuro. Ella y él ya no están solos, ahora son uno más, ¡gracias al arquero que maneja el cielo!.
¡Adios!
pd; Ehhh, Pipo no deja de correr, pero quería contaros mi encuentro con el arquero. En la próxima entrada prometo el relato clásico de una carrera; Pas Ras al puesto de Valencia, de nuevo 10k a menos de 5´ el km. La máquina trotona no ceja en su empeño.
martes, 9 de octubre de 2012
LA MONTAÑA DE LAS CUESTAS INCLINADAS; RECUERDOS DE CALICANTO.
Hola!
Kilómetro uno de la vida, falso llano y kilómetros tranquilos de curvas muy amplias fáciles de trazar, el cuerpo recién estrenado al esfuerzo se despereza, todo es nuevo para él y la vida se abre paso con un realce especial, la luz que le rodea es nítida, clarividente como la propia inocencia de la infancia.
Al paso por el kilómetro tres de la vida las cuestas de la montaña amplifican su dificultad, algunos corredores se quedan atrás, otros se marchan camino de las nubes; el solo avanza, asciende a su propio rimo sin mirar hacía atrás, al costado del camino muchos corren junto a él, jamas se separará de ellos..intercambia miradas de complicidad y juntos corren hacía arriba, la visión le estremece y le llena de esperanza; ¡cuanto camino por recorrer!.
Vamos por el cinco, casi en la cima de la montaña; aquí, la vida fija sus dificultades, son las cuestas las que fortalecen sus piernas, la dura inclinación curte los sueños y los pone en valor. ¡Es tiempo de soñar!, Kilómetro siete de la vida, la montaña invierte su tendencia, ¡vamos hacia abajo!;los sueños voltean las cuestas para facilitar las zancadas..
Una curva muy cerrada, es oscura, no hay visibilidad, gira por ella y ante él se descubre una enorme pared..¡no podré! ¡estoy exhausto!; sube..mira a sus pies, nunca hacía arriba, algo le empuja por la espalda, quizás sea la inercia positiva que acompaña sus sueños; llega hasta arriba y mira el paisaje, la vida esconde paredes inmensas tras las curvas mas angostas, el cansancio se queda siempre en lo alto de la montaña ,allí donde terminan las cuestas mas inclinadas..
Kilómetro final de la carrera, meta volante de la vida, piezas que guardar en el archivo que encaja en el puzzle circular de la existencia. La carrera termina suave, como si fuera un premio, la inclinación descendente es como un abrazo acogedor para todos los corredores; algunos parecemos fruta madura que cae de un árbol, otros, apenas pétalos de rosa que se deslizan con suavidad mecidos por la brisa..
Y en la meta, en la explanada que descansa al pie del tobogán de las sensaciones, nadie distingue entre los fuertes y los débiles, todos miramos a lo alto de la montaña con la certeza de que allí, en lo alto, junto al esfuerzo, dejamos prendida la bandera del orgullo.
¡Adios!
Kilómetro uno de la vida, falso llano y kilómetros tranquilos de curvas muy amplias fáciles de trazar, el cuerpo recién estrenado al esfuerzo se despereza, todo es nuevo para él y la vida se abre paso con un realce especial, la luz que le rodea es nítida, clarividente como la propia inocencia de la infancia.
Al paso por el kilómetro tres de la vida las cuestas de la montaña amplifican su dificultad, algunos corredores se quedan atrás, otros se marchan camino de las nubes; el solo avanza, asciende a su propio rimo sin mirar hacía atrás, al costado del camino muchos corren junto a él, jamas se separará de ellos..intercambia miradas de complicidad y juntos corren hacía arriba, la visión le estremece y le llena de esperanza; ¡cuanto camino por recorrer!.
Vamos por el cinco, casi en la cima de la montaña; aquí, la vida fija sus dificultades, son las cuestas las que fortalecen sus piernas, la dura inclinación curte los sueños y los pone en valor. ¡Es tiempo de soñar!, Kilómetro siete de la vida, la montaña invierte su tendencia, ¡vamos hacia abajo!;los sueños voltean las cuestas para facilitar las zancadas..
Una curva muy cerrada, es oscura, no hay visibilidad, gira por ella y ante él se descubre una enorme pared..¡no podré! ¡estoy exhausto!; sube..mira a sus pies, nunca hacía arriba, algo le empuja por la espalda, quizás sea la inercia positiva que acompaña sus sueños; llega hasta arriba y mira el paisaje, la vida esconde paredes inmensas tras las curvas mas angostas, el cansancio se queda siempre en lo alto de la montaña ,allí donde terminan las cuestas mas inclinadas..
Kilómetro final de la carrera, meta volante de la vida, piezas que guardar en el archivo que encaja en el puzzle circular de la existencia. La carrera termina suave, como si fuera un premio, la inclinación descendente es como un abrazo acogedor para todos los corredores; algunos parecemos fruta madura que cae de un árbol, otros, apenas pétalos de rosa que se deslizan con suavidad mecidos por la brisa..
Y en la meta, en la explanada que descansa al pie del tobogán de las sensaciones, nadie distingue entre los fuertes y los débiles, todos miramos a lo alto de la montaña con la certeza de que allí, en lo alto, junto al esfuerzo, dejamos prendida la bandera del orgullo.
¡Adios!
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