Viernes, 30 de septiembre de 2011.
Son las 7:20 de la mañana y hoy es mi último día de vacaciones.Tranquilo y relajado, me asomo a la ventana, la noche del postrero día de septiembre resiste firme al perezoso amanecer otoñal.El cielo, aun oscuro, huele a limpio y a lo lejos suena una tormenta que se va camino de las montañas dejando tras de si una brisa alegre que sopla deslizándose por debajo de las nubes.
¡Mi último día de vacaciones y ha decidido hacerme un regalo!
Inspiro profundamente, vuelvo a mirar a la calle como saboreando el tiempo y regreso al interior de la habitación, aquí el aire es mas cálido y acogedor, Amparo, sentada en la cama, me mira dulcemente, ella si que tiene que trabajar y ya arreglada esboza una media sonrisa que llega hasta mi acompañando a ese espíritu brillante y firme que tanto me gusta..
-¡Amparo, me voy a correr a la playa!¡Te llevo a la oficina y me voy a la playa!
-Pero hombre..¿que estas diciendo?, ¡quedate descansando que es tu último día!.Su media sonrisa es ahora mas pétrea y sus ojos se llenan de una infinita paciencia.Yo la miro, pero no le digo nada..mis ojos son lo suficientemente expresivos; "Lo tengo claro, es mi regalo, iré a correr junto al mar".
Casi a las 8 de la mañana, Valencia parece el escenario de un gran teatro lleno de máscaras, cientos de personas, silenciosas y monótonas, surgen de la nada y avanzando como autómatas mezclan sus frías miradas con las reflejos de los semáforos, danzan de un lado a otro cumpliendo su papel como piezas de un inmenso puzzle donde todo encaja gracias a la inercia
¡Un beso y hasta luego!..¡Animo!, Amparo se va camino de su oficina, antes de entrar se gira y me regala otra sonrisa, mi corazón queda en paz y las ganas de correr de multiplican, la ciudad ya no me inquieta,en sus calles dejo olvidada la prisa, al fondo de la Avda del Puerto ya intuyo el sol que despunta desde el horizonte y allí..me espera el mar.
8:20, desde el coche casi no veo la playa, la mañana se esconde amparada en la penumbra de las viejas farolas.Apenas hay coches, solo tranquilidad y silencio, aparco y por un instante me relajo en el asiento.El Paseo de la Malvarrosa es un lugar solitario, ajeno al perturbador bullicio que se despliega solo a unos metros de allí.¡Que extraño!,Valencia y su playa son como dos planos paralelos envueltos en un mismo universo, se ignoran, se desean, se olvidan y se encuentran, juegan a esquivarse pero están condenadas a entenderse, lastima que la realidad, muchas veces, levante muros irreconcilliables entre ellas.
Sin prisas, bajo del coche y miro al inmenso mar..lo abrazo con mis ojos en una mirada llena de calma y comienzo a calentar como a cámara lenta. A mis espaldas la ciudad ya no existe, queda engullida por la noche que aun la envuelve y frente a mi, el agua del mar mediterraneo es como un fino lienzo plateado cuya linea se confunde con la del cielo en el cruce de caminos en que se juntan la tierra y el mar.
Por fin..miro al frente y comienzo a correr en dirección al norte.Mis piernas están pesadas y mi cuerpo, algo débil, responde con cierta pereza a los estímulos del esfuerzo.Sigo a la brisa o ella me sigue a mi, me balancea cuando sopla fuerte o me acaricia, como una mano invisible, cuando sopla mas lenta, su pureza marina y fresca oxigena mis músculos y alivia mis pulmones, la estancada polución de la ciudad es solo un vago recuerdo..
Voy aumentando el ritmo, el paseo ante mi es inacabable y ancho, al fondo entre la bruma veo lo edicicios de Port Saplaya y sigo avanzando, a mi derecha esta el mar, denso y brillante, apenas se mueve pero noto todo su poder, el sol esquivo sube lento desde el horizonte y danza entre las nubes del amanecer dibujando su contorno con unas gruesas lineas rojizas y anaranjadas.De pronto..se abre paso entre ellas lanzando unos enormes haces de luz que acarician el mar.La mañana suavemente toma el día y yo corro hacia el norte.A pleno rendimiento, es el sonido del mar el que guia mis zancadas.
Acaba el paseo y doy la vuelta, ahora tengo el mar a mi izquierda, su sonido me atrapa, es como si me atrajera hacia él y por fin dejo el duro asfalto y bajo a la arena, corro solo por la orilla en dirección al sur, el agua espumosa casi toca mis zapatillas, a lo lejos veo las grúas del puerto y un enorme barco que devuelve el reflejo brillante del sol.
Son casi las 9:30, llevo mas de una hora corriendo, en total 12 kilómetros, es hora de parar, así que detengo mis pasos y me siento a descansar al borde de la orilla, las olas son cada vez mas ruidosas y el sol ha difuminado los colores para trasformarlos en luz, pero todo transcurre despacio, al ritmo que marca el lento transito de la tierra por el universo.
A mis espaldas la ciudad ya no recuerda ningún amanecer, incapaz de frenar su alocada carrera, hace tiempo que olvido el pulso autentico de la vida.
Es hora de volver al trabajo y a la ciudad.¡Es mi último día de vacaciones y correr por la playa ha sido un bonito regalo!¡Procuraré no olvidar jamas el ritmo del mar!.
Entrenamiento junto al mar.
Amanecer Playa de Pinedo (Valencia)
¡Adios!
MIRA AL HORIZONTE
ESTE, ES UN BLOG DE SUEÑOS Y DE ALEGRIAS, DE CARRERAS, DE RUTAS Y DE ILUSIONES, TAMBIEN DE NOSTALGIAS, DE NUBES QUE AVANZAN RAUDAS JUNTO AL MAR, DE SOLES QUE CUBREN CIELOS ENCAPOTADOS, DE RISAS Y DE MISTERIOS, DE VIEJAS HISTORIAS DEL PASADO, DE ILUSIONES PERDIDAS Y DE OTRAS ENCONTRADAS, DE ENCRUCIJADAS JUNTO AL VIENTO EN LA FRONTERA MISMA DE LA VIDA...ESTE ES UN BLOG PARA EL QUE QUIERA CORRER, LEER, ESCUCHAR E IMAGINAR.
Qué maravilla de rodaje! desde luego te hiciste un buen regalo!
ResponderEliminarPreciosa la narración, los que disfrutamos del mar solamente a cuentagotas os envidiamos esos rodajes.
ResponderEliminarBuen regalo, si señor, falto un baño hombre!!
ResponderEliminarYo firmaba ahora mismo correr por allí
ResponderEliminarBuen autoregalo. Me gusta el mar, pero realmente correr a su lado no tanto, la humedad me mata.
ResponderEliminarUn saludo.
Quien tuviera la playa cerca para haberse dado un regalo así! Aunque yo también creo que te faltó al final un baño, para mi habría sido el broche de oro al fin de las vacaciones. Claro que en Valencia tienes tantos días para dártelo, tal vez por eso mismo no lo echaste en falta!
ResponderEliminarJuanvi, espero con muchas ganas tu próxima entrada, sobre todo ahora que por fin me he puesto al día con tu blog. No dejes de correr ni de escribir, todos te seguimos con un gran cariño.
Un abrazo,
Vero
Muchas gracias Vero!!, por tus palabras y por todos tus comentarios, tan cariñosos y sinceros.
ResponderEliminarAun estando tan lejos siento tu amistad como algo muy próximo y eso me llena de orgullo.
"Los corredores y nuestro don, llenar el camino de multiples e imperceptibles conexiones, solo los corredores sabemos de que hablamos cuando hablamos de correr"
Vero, tu siempre serás una gran corredora.
Besos!!
Juanvi.
Muy bonita la entrada Juanvi,yo como soy una admiradora del mar ,imagino como habrás disfrutado ,del silencio,del cantar de las olas...
ResponderEliminarComo te fue en Valencia?? imagino que un éxito,porque en Cullera vi tu clasificaciòn y muy buen tiempo!!
besos mka!!
Hola Mari!!
ResponderEliminarEn Valencia bien, peor tiempo que el año pasado pero buenas sensaciones, sin molestias y llegando entero a meta.
Gracias como siempre por tu cometario, y desde luego, los que vivimos a orillas del mediterraneo debemos ser conscientes de la sueerte que tenemos.Solo ver el mar es un plus en nuestra vida
Besos
Juanvi.
Hola Celina..
ResponderEliminarBienvenida a mi blog, hacia tiempo que no te veia, gracias por el comentario.
pipo
Hola Miguel.
ResponderEliminarGracias por el comentario, el mar es un maravilloso regalo para los que cada dia lo vemos..pero la montaña y el campo no lo es menos.
pipo
Hola Belgarion:
ResponderEliminarTeneis razón con lo del baño, hubiera sido el epilogo perfecto...a la proxima caerá.
pipo
Raul y Saturnino,
ResponderEliminarGracias por vuestros cometarios, cuando leo vuestros blog añoro el verde del norte y la cercania de las montañas..es lo bueno de los blogs, con un poco de imaginación podemos correr por sitios diferentes.
Un abrazo
pipo