MIRA AL HORIZONTE

ESTE, ES UN BLOG DE SUEÑOS Y DE ALEGRIAS, DE CARRERAS, DE RUTAS Y DE ILUSIONES, TAMBIEN DE NOSTALGIAS, DE NUBES QUE AVANZAN RAUDAS JUNTO AL MAR, DE SOLES QUE CUBREN CIELOS ENCAPOTADOS, DE RISAS Y DE MISTERIOS, DE VIEJAS HISTORIAS DEL PASADO, DE ILUSIONES PERDIDAS Y DE OTRAS ENCONTRADAS, DE ENCRUCIJADAS JUNTO AL VIENTO EN LA FRONTERA MISMA DE LA VIDA...ESTE ES UN BLOG PARA EL QUE QUIERA CORRER, LEER, ESCUCHAR E IMAGINAR.

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viernes, 28 de noviembre de 2014

MARATON DE VALENCIA 2014: ESCALONES DE COLOR GRIS


¡Hola!


Domingo, día 16 de noviembre de 2014, Maratón de Valencia. En torno a las 13:00...o tal vez 13:30 horas.


De pronto, todos los sonidos se amplificaron hasta alcanzar un volumen que parecía casi imposible; también el corazón, golpeando el pecho como un pequeño yunque, redobló su sonido que viajo desde mi pecho raudo hasta los oídos para entumecer mi alma con su escalofriante palpitar.Todo a mi alrededor tenía eco, un eco sordo y lejano que lo envolvía todo como en una especie de pantalla de irrealidad.
Estoy corriendo...ya no lo se, solo se que me desplazo con gran lentitud, con mucha dificultad. Respiro hondo, ¡Debo recupera el ritmo! Con gran esfuerzo intento estirar un poco la zancada, para que sea mas larga, con la esperanza de que así resulte mas eficaz, pero no puedo, es imposible.Ya solo cabía aguantar. Mas de 10 kilómetros con la mirada perdida en el horizonte, más allá de la inexistentes nubes que el viento había empujado sutilmente hacía el mar a lo largo de aquella fría y soleada mañana

Y un paso mas...muy lento esta vez, el golpeo de mis pies contra el suelo no emite ningún sonido, apenas una sensación eléctrica que se extiende por toda la pierna para acabar en la espalda con un gélido pinchazo.Siento calambres, mis músculos chillan, algo se descoyunta dentro de mi, y un nudo pesado toma mi garganta.
¡Vamos, no te rindas ahora! ¡Sigue adelante!
Otro paso mas, mas lento aún si cabe, cada vez más lento, mas detenido...mas imperceptible.
Vamos por el kilómetro 32, a mi alrededor ya quedan pocos corredores, la carrera serpentea eternamente estirada, repartiendo por las calles de la ciudad un mosaico multicolor de puntos móviles de variado talante y tonalidad diversa. Y justo en ese punto, al paso por la Avenida General Avilés, es donde el asfalto, tal vez por el calor, quizás por la imaginación, se hizo líquido bajo mis pies, o se inclinó, aún no lo se, lo cierto es que cambió, cambió para atrapar mis zapatillas y luego mis pies con la secreta intención de engullirme, de dejarme inerte bajo el cálido gris de la calzada.

Aquella sensación, aquella imposibilidad de correr, hizo que me rebelara, y que quisiera avanzar sin parar, aunque solo fuera a pasos muy cortos, cada vez mas cortos...
Ya solo cabía seguir, seguir hacía adelante sin mirar atrás...

Arriba, el helicóptero, suspendido en el aire como un ave metálica, traqueteaba lentamente girando en lo alto y emitiendo un desapacible sonido. También una ambulancia, que parecía demasiado cercana, asustó mi entumecido avance, haciéndolo aún mas lento y provocando que en mi interior calara una cierta y contradictoria sensación de huida, como si quisiera salir de allí a toda prisa cuando en realidad, casi no podía ni caminar.

Mire hacia arriba y un poquito al frente, tratando de mantener mi figura erguida, buscando en el interior de mi corazón el conocido orgullo del corredor que todo lo puede. Y fui avanzando, muy poco a poco, mirando al frente a veces...y luego a mis pies, y luego otra vez al frente y a los lados, como pidiendo explicaciones, como buscando soluciones, mandando ánimos a otros corredores que estaban como yo aunque solo fuera para olvidar mi propia agonía, apaciguando mi autoestima con los esfuerzos mas positivos de mi alma, forzando la sonrisa allí donde solo había desaliento...Mientras, el feo gris del asfalto continuaba con su extraña mutación, pero ya no trataba de engullirme, era yo quien trepaba por él aferrado al paisaje, aferrado a todo lo que alrededor se me dibujaba, a todo lo que yo lograba recordar, a todo lo que yo era, al esbozo de mis sueños abriéndose paso entre las angostas curvas de la existencia...

Y entonces, pude dar un paso mas...muy lento, apenas un pasito, pero pude seguir avanzando.
Logre mirar al fondo de la avenida, fijando como único objetivo el próximo giro, e imaginé la vuelta de la esquina como si fuera la tierra prometida.
Un paso...y otro, respira, apunta al frente, sigue...sigue...

No puedo apenas correr, pero trato de paladear, de encontrar en mis sentidos aquella llama perdida de la que tanto disfruté. Olvido mis piernas, casi no me sirven para nada. Alzo la voz, tarareo canciones, respiro al viento, evoco carreras fantásticas entre sonrisas y pálidos atardeceres, viajes en coche a bellos pueblos solo para correr entre sus calles, solo para soñar con un futuro lleno de zancadas y de amistad. De pronto, veo caras conocidas que me animan, gente que me quiere, que siempre estará a mi lado, me siento afortunado, y sigo avanzando, peldaño a peldaño voy subiendo por aquella interminable escalera de color gris y pegajoso asfalto.

Allá por el 37 fue como si iniciara un viaje, un lento y largo trasiego de kilómetros adornado por el secreto mundo de los recuerdos, también de los sueños...y un cúmulo de miradas, de gritos, de estímulos, de gestos anónimos, de emoción y de fuerza, y un poco de locura y de sin sentido, pero también de sonrisas y de alegría, de satisfacción, de un tiempo que se acaba trenzado con otro tiempo que empieza a nacer, de una etapa que se cierra para mirar al frente con nuevos retos por cumplir.

Y mas pasitos...mas lentos, llenos de cansancio, de dolor, pero también de ilusión.
Ya solo queda la alfombra azul y la meta, y el paso mas difícil de todos, el de seguir adelante sin detenerse jamás. ¡Y creo que esa batalla la tengo ganada, por suerte para mi!






Pd: Han sido muchos meses de cambios, de grandes emociones y de nuevas responsabilidades. Y justo al termino de mi primer maratón y en unas condiciones pésimas, decidí que debía volver a escribir, escribir para orientarme de nuevo en el camino, para entender todo lo que me estaba pasando, escribir para ordenar en mi mente tantas sensaciones, muchas de ellas contradictorias, sensaciones que se agolpaban dentro de mi, viajando desde mis piernas, pasando por el corazón y llegando al cerebro hechas un manojo de emociones confuso e inteligible. Por aquí empieza mi búsqueda, por esos últimos kilómetros del maratón en los que tanto sufrí, pero en los que tanto pude pensar y en los que pude rescatar, desde lo mas profundo de mi ser, todo lo que yo soy como persona y como corredor, para ponerlo en valor para el futuro. Gracias por acompañarme, a todos los que decidáis leerme, cada vez que plasme unas cuantas letras al paso de los kilómetros, mas largos o mas cortos, mas rápidos o mas lentos, de mi propia existencia.


 ¡Hasta pronto!

lunes, 17 de febrero de 2014

UNA PARED DE COLOR ROSA


                                                      Valencia, invierno de 2014...


Hola!

A punto estuve de pasar de largo, pero finalmente...me detuve. No tenía mucha prisa, la verdad es que últimamente, no tengo mucha prisa. ¡Mejor para mi!.

Hacía un día frío y ventoso, unas cuantas nubes grisáceas cubrían el cielo y pequeños claros se abrían paso ayudados por la brisa; se intuía, con en la llegada de la tarde, una caída del sol tranquila y despejada, propia de esos días previos a la primavera, días cuyas tardes, algo más largas, esbozan en el horizonte los colores que están por venir. A lo lejos, se escuchaba la sirena de una ambulancia y el ulular de alguna paloma inquieta, a mi lado pasó un señor andando muy deprisa, hablaba por el móvil al tiempo que gesticulaba y daba cabezadas, lo vi alejarse con rapidez, cruzó la calle y se perdió entre la multitud. Delante de mi, justo enfrente, algo llamó mi atención, era un pequeño insecto, de aspecto acorazado, parecía muy lento, pero se desplazaba con gran habilidad y simetría; recto y siempre hacia adelante; bajo sus alambicadas patas, discurría un camino, una especie de linea oscura dibujada en la pared, el diminuto insecto la seguía estoico, nada parecía importarle más que aquella linea negra dibujada en la pared; y a su alrededor, en las fronteras de la linea negra, se extendía una preciosa pared pintada de color rosa...

De pronto, sopló una ráfaga de viento, el pequeño insecto se desequilibró pero no llegó a caer, no obstante, al recuperar su equilibrio, la linea negra estaba ya lejos, al pequeño insecto no le quedó más remedio que seguir su camino por el mundo rosa y desconocido de la pared.

Antes de reanudar mis pasos, giré la vista atrás y lo volví a entrever. De nuevo, sopló otra ráfaga de viento, esta vez más fuerte, el insecto osciló, titubeó un poco, y por fin, desplegó sus pequeñas alas y alzó el vuelo. Yo lo mire, y al fin, reanudé mi marcha. Como ya os dije, últimamente no tengo nada de prisa. ¡Mucho mejor para mi! 

A Julia, mi pequeña Julia, le encantan las sombras chinescas de la pared. Por la noche, antes de dormir, tumbada en la cama, a mi lado, observa muy atenta como mis manos dibujan formas imposibles en el techo de la habitación. Ella, extiende sus pequeñas manitas y trata de tocarlas, como si quisiera imitarme o alcanzar un sueño imposible; se mira las manos, luego vuelve a mirar las mías, hace un gesto divertido, balbucea, se sorprende, ríe... su mirada azul y brillante se pierde curiosa en el techo de la habitación...Antes de apagar la luz, yo le susurro al oído; "sueña Julia, sueña...no dejes nunca de soñar"

Hace poco, mientras corría por el río, quise detener mis pasos, dejar de correr...Como ya sabéis, últimamente,no tengo nada de prisa...

Era una tarde hermosa, de aromas dulces y brisa suave, el cielo estaba despejado, repleto de colores, la luz se descomponía lentamente para convertirse en noche. Estaba corriendo bien, con regularidad, como casi siempre, con las piernas equilibradas y el cuerpo erguido, siempre con la mirada al frente, directa al lejano y rojizo horizonte. Y quise ralentizar mi ritmo, sentir mi respiración, tomar conciencia de mi propia velocidad, para reducirla lentamente y después, detenerme del todo.
Ya caminando, pisé unas cuantas hojas secas del suelo, que crujieron bajo mis pies, pasé cerca de un árbol cuyas altas ramas trataban de arañar el cielo y un par de corredores, que venían por detrás, me adelantaron dejando a sus espaldas un ligero viento que pronto se fundió con el resto del camino. La ciudad, de pronto, parecía encoger bajo mis pies justo antes del anochecer, al tiempo que las primeras luces artificiales se encendían en los altos edificios que rodean el viejo cauce del río.

A un lado del camino, justo debajo de un árbol, una joven pelirroja leía absorta, el sol formaba chispas rojizas alrededor de sus rizos, ella permanecía con las piernas cruzadas, y su libro, bastante voluminoso, apoyado justo encima de sus rodillas. De pronto, levantó la vista, y su mirada tropezó con la mía, ambos sonreímos, después, su mirada regresó al libro y la mía al camino, aquella mirada aleteó unos instantes en mi mente, y por fin, con una leve pincelada de alegría, se coló en mis pensamientos, quedando archivada como un bonito recuerdo...

Como ya os dije, últimamente no tengo nada de prisa ¡Mucho mejor para mi! Tal vez volando muy lento, sea capaz de ver algún día, el chispazo más brillante del sol derramado sobre el lento atardecer de la ciudad.

                                                          pequeño insecto

Dedicado a Ana Coloma; poetisa mágica, inquieta y sorprendente. Cada día, en su tienda de sonrisas, Ana vende juguetes y "chuches", reparte sueños a todos los niños y atrapa serendipias para los mayores que conservan las ganas de imaginar y soñar. Gracias por dejarme a tu pequeño insecto acorazado..

Y a Vero...la seguidora más fiel de este blog, esta entrada también es para ti..


 Hasta pronto!!


Juanvi.