Se
aferró a
la
flor,
y
desde
allí,
trepó
hasta
la
luna..
El
tiempo,
tiene
filtraciones,
y
una
grieta.
Yo
la
vi.
Es
un
pliegue
difuso,
muy
estrecho.
Como
si
yo
fuera
un
duende,
mes
escurrí
por
ella. ¿Me
habré
convertido
en
un
duende? ¡Me
habré
vuelto
loca!. No
es
un
sueño,
no
estoy
sometida
a
ningún
argumento
ingobernable.
Floto
en
un
liquido
amniótico
desprendida
de
mi
propia
encarnación.
-¡Lo
has
hecho
“a
posta”
verdad!
-Nooooo.
-¡Que
ya
nos
conocemos,
chaval!. “cinco
minutos
y
seguro
que
se
pone
nerviosilla”...
-Je,je...y
tú caes,
siempre
caes,
como
una
tonta...
Sus
ojos
están
dentro de mi,
latiendo
en compañía del aire
que
me
mantiene
viva,
siempre
me
gustó
esa
telilla
leve
y
acuosa
que
protegía
su
cornea
y
desde
la
cual,
no
me
miraba,
más
bien,
me
abrazaba
con
la
mirada.
-¡No
me
llames
tonta,
sabes
que
no
me
gusta..!
-¡tonta,
tonta,
tonta!
Cinco
minutos,
diez,
cien,
mil
minutos;
la
vida
discurre
en
una
postal,
como
en
un
decorado
grisáceo
por
el
que,
de
vez
en
cuando,
circulan
los
colores. Tantas
tardes
paseando
bajo
la
luz
invisible
que
vive junto a la
brisa
de
la
primavera y
otras
tardes
de
otoño
cubiertas
por
ese
cielo
plomizo
y
quejumbroso
que
antecede
a
la
lluvia y
aquellos
edificios
de
color
purpura
pintados
por
el
rojo
encendido
del
crepúsculo
y
siempre
arrullados
por
la
magia
que
se
entretejía
en
nuestra
piel...¡mi
piel,
tu
piel!;
aún
la
siento
bajo
la
mía...o
la
mía bajo
la
tuya;
no
me
quiero
desprender
de
ella,
no
seré
como
el
camaleón
que
muda
dejando
su
viejo
traje perdido
en
el
camino.
Tu
tampoco
lo
harás,
lo
sé..
-Tonta,
tonta..tonta.
-Dejalo
ya,
Luis
-(No
lo
dejes
nunca)
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