MIRA AL HORIZONTE

ESTE, ES UN BLOG DE SUEÑOS Y DE ALEGRIAS, DE CARRERAS, DE RUTAS Y DE ILUSIONES, TAMBIEN DE NOSTALGIAS, DE NUBES QUE AVANZAN RAUDAS JUNTO AL MAR, DE SOLES QUE CUBREN CIELOS ENCAPOTADOS, DE RISAS Y DE MISTERIOS, DE VIEJAS HISTORIAS DEL PASADO, DE ILUSIONES PERDIDAS Y DE OTRAS ENCONTRADAS, DE ENCRUCIJADAS JUNTO AL VIENTO EN LA FRONTERA MISMA DE LA VIDA...ESTE ES UN BLOG PARA EL QUE QUIERA CORRER, LEER, ESCUCHAR E IMAGINAR.

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viernes, 30 de noviembre de 2012

PAS RAS AL PUERTO DE VALENCIA: OLAS TOCADAS DE ESPUMA



Hola!

Valencia, día 28 de octubre de 2012. Domingo, 9.00h
10,22 kilómetros en 50'15" a 4:55 por km.


Días atrás, correr junto a mar hubiera resultado una azarosa aventura. Hoy, las olas con forma de montículo móvil apuntan a la playa y se deslizan sobre ella para darle una caricia. Puedo verlas desde mi ruta de curvas, casi con el rabillo del ojo. Los días de temporal dejaron junto a la costa una resaca de colores nuevos, llenos de luz. Correr entre los brillos del otoño amplifica el valor de nuestro esfuerzo, y lo hace mas bonito, mas pleno.

Hay días, como hoy, en los que solo apetece correr; avanzar rápido, desplazarse, tocar con los codos de los demás corredores, formar un pequeño pelotón y dar un tirón..quedarse atrás y recular, recuperar y adelantar. Girar, hacer un escorzo y encontrarse con el palpito fugaz del asfalto y con ese roce de golpeteo febril en las zapatillas. Y en los pies, ese algo que atraviesa la piel y realza el empuje de nuestras zancadas, el "zoom" de los sueños, la fuerza interior. Hay días en los que solo apetece correr para reencontrarse con todo esto, y con uno mismo. Días como hoy, junto al mar rizado con sus olas tocadas de espuma.

De lejos se escucha el metálico sonido de los altavoces con sus altibajos característicos de música estridente. Como una banda sonora de escasas revoluciones, por debajo susurra la brisa tranquila del mar. Dos enormes banderas blanden su danza junto al viento, el frío limpio de la costa seca el sudor tempranero de aquellos corredores que calientan envueltos en mallas, bragas y el vaho humeante que emerge de entre las risas, las conversaciones y los nervios.

El Pas Ras del Puerto de Valencia siempre saluda al otoño, y si sale el sol, como hoy, el viejo Mediterráneo también corre para estirar sus músculos y entrar en calor. La noches para el mar ya resultan algo frías, aunque se cobije bajo el manto cálido de su blanca luna otoñal.

Primeros metros; entumecimiento, desafío y añoranza. El cuerpo responde con calma, perezoso, amable con el esfuerzo, voluntarioso y algo torpe. Trato de acelerar, respiro, el aire desatasca mis circuitos, el olor a salitre estimula mis sentidos y dispara mi optimismo. Remembranzas de carreras pasadas, ya soy un corredor veterano, correr es un hogar para los recuerdos, acudir a ellos es como sentarse frente a una chimenea y dejar que la mirada se pierda y salte en el interior de las brasas palpitantes. Allí, en los sueños y en los recuerdos, también se esconde el valor de la eterna juventud.

El mar y el espacio abierto hacen que las voces resuenen con eco, no hay lejanía solo distancia. Al fondo de la vista, las montañas parecen pintadas sobre un lienzo azul. Mi ritmo se hace mas estable, regular y certero. Atrapo todo lo que me rodea y eso me hace vibrar, conservo mi eficacia como corredor, soy lento pero fiable. Acelero, 6 km ya quedan por detrás, y solo 4 por delante. Levanto la vista, rápidos destellos se precipitan desde lo alto de una palmera, los miro y me deslumbran; otros, mas lentos, se hacen jirones aleteando como pájaros entre la gente, el asfalto y la distancia de la playa.

Me fijo en el mar, parece un espejo que se mueve, las olas bailan coronadas por  rizos blanquecinos de espuma. Algunas gaviotas braman, parecen protestar por el repentino jaleo de los corredores. Solo el cielo trata de imitar al mar, las nubes también bailan aunque de forma mas lenta. El mar, con su trasiego incesante, cobra ventaja. Los corredores, con nuestro ir y venir, escoltamos a las olas, que no dejan de susurrar.

El paseo junto a la playa se acaba, volvemos al puerto, es hora de terminar. Pero antes de la meta, cuando mis piernas ya crepitan transidas de dolor, a un lado detecto el punto mas perfecto del camino; el lugar donde los colores, los ecos, el ritmo y el futuro se transforman en zancadas que prenden del viento, suspiros de vida y alegría.

Cierro los ojos y cruzo la meta. Para el recuerdo, el tintineo del mar y el rumor de las olas en esta mañana perfecta de otoño, y tras la capa de sudor bañada de sal, el compromiso de seguir corriendo...por siempre.

                                                                 correr con las olas

                                                                         Pas Ras


Adios!




jueves, 1 de noviembre de 2012

OCTUBRE DE 2012: EL ARQUERO QUE MANEJA EL CIELO


Hola!

Hace poco, lo vi. Hay un arquero que maneja el cielo. No es fácil verlo, se camufla vestido de providencia o buscando excusas en el destino. Quién lo ve, y se alía con él, tal vez sea capaz de retocar las líneas mágicas de su vida. El papel en blanco no se escribe solo. Hay un arquero que maneja el cielo. Yo lo vi, os lo aseguro.


                              -Aeropuerto de Zaventem (Bruselas). Septiembre de 2012-

Sobre Bruselas cae lento un otoño similar al plomo plateado. El cielo, alto y sin fisuras, esta vestido todo de gris, de horizonte a horizonte se extiende una capa de nubes uniforme y muy amplia. "El ambiente es algo nostálgico, la nostalgia es como una cuna tranquila donde se duermen los recuerdos" -pienso- y mi mirada se pierde tras las nubes que desgranan pequeñas gotas de agua, tan ligeras que no llegan a tocar el suelo, se quedan flotando junto al frío y por fin, se esfuman. "Mas nostalgia" -pienso- "la nostalgia tiñe de claroscuros el cuadro más luminoso y feliz".

Fuera, en el exterior de avión, corretean caprichosas algunas ráfagas de viento, un operario vestido con un peto naranja maniobra con destreza cerca del aparato, agita los brazos haciendo indicaciones al carrito que transporta las maletas, lleva puestos unos enormes auriculares para protegerse del ruido, debajo de ellos su pelo se revuelve creando greñas irregulares que van de un lado a otro de su frente. Finalmente, hace un gesto muy rápido e indica que todo está listo. Se escucha un ruido de cierre y una vibración...¡nos vamos!.

Miro hacía arriba, suspiro, pronto estaremos volando; "estelas de color blanco fundidas en el cielo"; son mis pensamientos, golpean con suavidad las robustas paredes del fuselaje blanco del avión...

Sonrío y me relajo, trato de acomodarme en el asiento, cruzo las piernas y apoyo mi frente en el plástico que cubre la escotilla. Allí, dentro del avión y antes de despegar, siento como la vida vira a mi alrededor, es un pensamiento extraño, también certero, certero como las flechas del hábil arquero que maneja los hilos en el cielo. A un extremo de mi campo visual, en la pista de aterrizaje más próxima, un enorme jumbo toma tierra con tal suavidad que me hace pensar en un cisne dejándose caer sobre la superficie tranquila de un lago; el ave gigante se posa sobre la tierra, se desliza por el cemento, y al fin, se para. En el exterior, la lluvia aumenta y las ráfagas de viento se hacen más intensas. No será fácil despegar, cruzar el cielo será otra historia. Pienso en las flechas rápidas de la casualidad, tal vez el cielo nos depare hoy alguna sorpresa.

De pronto, nuestro avión da un empujón, se estremece y se desplaza un poco, una azafata muy sonriente escenifica con gracia y monotonía las medidas inexcusables de socorro y precaución. Al fondo se escucha el ruido sordo de los motores.Otras dos azafatas se cruzan en mitad del reducido pasillo, parece que no se ven, apenas se rozan, pero no dejan de sonreír.

La realidad se cruza con los recuerdos, también los aviones que "van" se cruzan con los que "vienen". Me detengo un instante en este pensamiento, sonrío y miro por la ventanilla; el agua cae ahora con más intensidad, el suelo brilla por la humedad, el operario de peto naranja ya no está, el cochecito de las maletas se aleja camino del hangar. Tal vez en ese nexo de unión entre la realidad y los recuerdos exista un punto común llamado "vida", quizás el azar intervenga en ese punto para fijar así nuestro camino y hacerlo más fácil...o más difícil. El avión aumenta su velocidad, el ruido de los motores se hace más agudo. Cruzar el cielo es lo más sencillo, lo difícil es elevarse hasta él...

Mi mano se acerca a la suya. Me da miedo el despegue, siempre ha sido así. Ambos sonreímos, sobre todo ella; "nexo de unión" -pienso- y el avión toma impulso para alzarse camino del cielo. Ella me aprieta la mano, yo le respondo con otro apretón y cierro los ojos; "chispazos de luz que vencen al miedo" -pienso- y en ese preciso instante el avión separa su pesada carrocería del suelo para dejar atrás nuestro paseo soñado por la tierra verde de Flandes; "lentas pinceladas atrapadas en el tapiz de algún pintor belga imaginario". Y al fin, después de golpear el fuselaje del avión, todos mis pensamientos regresan convertidos en cuadros repletos de vivos colores...

Tengo un nudo en el estomago, detrás de mis ojos cerrados se ajetrean rebeldes cientos de puntitos de luz, el avión traquetea, los motores rugen con fuerza, mi mano no se despega de la suya, la atrapa, casi la atenaza, la inclinación del avión aumenta,al fin, la velocidad es sustituida por una débil flotabilidad, el aparato gira y se endereza, entreabro los ojos, a través de la ventanilla atisbo una luz inmensa, deslumbrante...

No puedo dejar de mirar, mis ojos brillan, también los de ella; el horizonte traza una linea lejana y sinuosa que parece flotar en la inmensidad sujetada solo por algún tipo de fuerza invisible, las nubes, que ahora son un tupido colchón abombado, quedan bajo el avión envolviendo la tierra con su plomizo abrazo, a nuestro alrededor brilla un sol irreal, tan grande que adormece los sentidos, no duele mirarlo, su sola visión ralentiza levemente el tiempo...

A lo lejos veo algo, son destellos de luz que aletean alrededor de nuestro avión, unos se pierden en la distancia, otros están más cerca, surcan el cielo atravesando el azul como centellas con forma de flecha plateada dejando tras de si una estela blanca, muy brillante, que se deshace tan rápido que apenas da tiempo a verla. Son aviones, aviones que "van" y que "vienen", flechas lanzadas al viento, en todas direcciones, allí donde les quiera llevar el hábil arquero que maneja los hilos del cielo

                   

                                                 
                                               Septiembre de 2012: Ya en Valencia.


Ya os lo dije. Hace poco, lo vi. Un suspiro, un gesto furtivo en el espacio y ¡Zass, la flecha golpea en el centro de la diana!.

Cojo su mano, nos miramos, sonreímos, el avión aterriza en el futuro. Ella y él ya no están solos, ahora son uno más, ¡gracias al arquero que maneja el cielo!.

                                                                  ¡Yo te vi, arquero!


¡Adios!


pd; Ehhh, Pipo no deja de correr, pero quería contaros mi encuentro con el arquero. En la próxima entrada prometo el relato clásico de una carrera; Pas Ras al puesto de Valencia, de nuevo 10k a menos de 5´ el km. La máquina trotona no ceja en su empeño.
                                                                     



                 









martes, 9 de octubre de 2012

LA MONTAÑA DE LAS CUESTAS INCLINADAS; RECUERDOS DE CALICANTO.

Hola!

                                                                   
Kilómetro uno de la vida, falso llano y kilómetros tranquilos de curvas muy amplias fáciles de trazar, el cuerpo recién estrenado al esfuerzo se despereza, todo es nuevo para él y la vida se abre paso con un realce especial, la luz que le rodea es nítida, clarividente como la propia inocencia de la infancia.

Al paso por el kilómetro tres de la vida las cuestas de la montaña amplifican su dificultad, algunos corredores se quedan atrás, otros se marchan camino de las nubes; el solo avanza, asciende a su propio rimo sin mirar hacía atrás, al costado del camino muchos corren junto a él, jamas se separará de ellos..intercambia miradas de complicidad y juntos corren hacía arriba, la visión le estremece y le llena de esperanza; ¡cuanto camino por recorrer!.

Vamos por el cinco, casi en la cima de la montaña; aquí, la vida fija sus dificultades, son las cuestas las que fortalecen sus piernas, la dura inclinación curte los sueños y los pone en valor. ¡Es tiempo de soñar!, Kilómetro siete de la vida, la montaña invierte su tendencia, ¡vamos hacia abajo!;los sueños voltean las cuestas para facilitar las zancadas..

Una curva muy cerrada, es oscura, no hay visibilidad, gira por ella y ante él se descubre una enorme pared..¡no podré! ¡estoy exhausto!; sube..mira a sus pies, nunca hacía arriba, algo le empuja por la espalda, quizás sea la inercia positiva que acompaña sus sueños; llega hasta arriba y mira el paisaje, la vida esconde paredes inmensas tras las curvas mas angostas, el cansancio se queda siempre en lo alto de la montaña ,allí donde terminan las cuestas mas inclinadas..

Kilómetro final de la carrera, meta volante de la vida, piezas que guardar en el archivo que encaja en el puzzle circular de la existencia. La carrera termina suave, como si fuera un premio, la inclinación descendente es como un abrazo acogedor para todos los corredores; algunos parecemos fruta madura que cae de un árbol, otros, apenas pétalos de rosa que se deslizan con suavidad mecidos por la brisa..

Y en la meta, en la explanada que descansa al pie del tobogán de las sensaciones, nadie distingue entre los fuertes y los débiles, todos miramos a lo alto de la montaña con la certeza de que allí, en lo alto, junto al esfuerzo, dejamos prendida la bandera del orgullo.





¡Adios!




martes, 4 de septiembre de 2012

EL CORREDOR DE NUNCA JAMAS

Hola!

Has llegado desde el mundo de los sueños. Seguramente, aún estás tumbado en la cama, con la mirada perdida y esos ojos de niño velados por la ilusión.Sin darte cuenta, te has proyectado hacia el futuro, es algo que muy pocos pueden hacer, solo unos privilegiados.Tu, lo has logrado. Has cumplido tu sueño, correr en unos Juegos Olimpicos.

Igual que Peter Pan, jamás perdiste la fe, sabías que podías volar.

Das una vuelta en la cama, te pones cómodo y cierras los ojos. Desde allí, viajas hasta el cielo rozando en tu vuelo a las estrellas y pasas junto a la luna para perfilar tu silueta en la enorme esfera redonda y plateada. Brillas en la noche y desciendes por el valle inmenso de la gloria, lugar donde no existen verjas que limiten tus zancadas. En realidad, allí las verjas nunca existieron, ¡jamás!.

El estadio ruge, junto a la pista rojiza sopla un viento ligero que amplifica el murmullo de la gente, una voz metálica grita tu nombre...¡Oscaaaar..!, surge de unos altavoces altos e invisibles. Tu nombre desata una tempestad inmensa de aplausos, levantas la mano y saludas, sientes las miradas por debajo de tu piel y una ola de orgullo enardece tu alma..

Das otra vuelta en la cama, ¡no te quieres despertar!.¿Estás soñando? ¡Quien sabe!.

El viento ulula a tu alrededor, tu pelo se mueve con su suave vaivén, los focos del estadio te deslumbran si los miras de frente, tu mirada se centra en las dos lineas blancas que tienes delante, en medio de ellas, la gravilla de color granate crea destellos que son como chispazos en tu mente; te ves a ti mismo en la gran pantalla del estadio, parece que flotas en la noche muy cerca del fuego olímpico que arde dentro del pebetero. Cierras los ojos con fuerza, sonríes, ¡no te quieres despertar!.

De pronto...todo lo que escuchas es nada, ¡solo silencio!.Dentro de ti, una voz dice; "corre ,Oscar, corre" y te concentras en las lineas blancas que tienes ante ti. Entonces,una detonación "PLASSS" y un instante de parálisis absoluta, luego, la adrenalina se dispara y el silencio se transforma en un clamor de euforia que se inyecta con pasión dentro de tu pecho.

Haces caso a la voz interior...¡y corres!. Te desplazas rápido por todo el estadio olímpico ¡como puedes ir tan rápido!; los brazos oscilantes suben y bajan el ritmo de todo tu cuerpo, la ajetreada respiración acompaña los latidos de tu corazón aplacados solo por el sonido inmenso de la multitud; giras por la inclinada curva de la pista, tu cabeza anticipa el difícil giro del resto del cuerpo, y aceleras en la recta que conduce al final de la carrera, a tu alrededor todo se mueve muy deprisa; tu cabeza, tus hombros, los brazos, el torso y....tus piernas.

El camino de lineas blancas termina en la palabra "meta", 400 metros volando muy cerca de la luna. Continuas con los ojos cerrados, ¡No te quieres despertar!.Alguien se acerca, es otro corredor, te toca el hombro y te pide tu dorsal..abres los ojos y le miras, desenganchas el dorsal y se lo entregas, pero antes, lo miras; "nº 5, Pistorius"; el sueño se ha terminado, estás en la tierra de "nunca jamas".

Das otra vuelta en la cama y te pones mas cómodo, ahora sabes que estás despierto, miras al techo de la habitación y te pones a recordar, escuchar el rugido del estadio aún eriza toda tu piel. Al pie de la cama están tus piernas, una junto a la otra y apoyadas en la pared..listas para seguir corriendo.

La gente te admira, y añoran tu sonrisa de niño que se niega a crecer, muy pocos conservan esa magia tan especial, aquellos afortunados tienen la llave del reino de "nunca jamas", el lugar donde los sueños se pueden hacer realidad.

                                                                Oscar Pistorius

                                                     ¡El corredor de Nunca Jamás!

                                                                ¡dulces sueños!


¡Adios!

domingo, 12 de agosto de 2012

SUBIDA Y BAJADA MONTAÑA DE CALICANTO: DORSAL 5165, LA MONTAÑA DE LAS CUESTAS INCLINADAS

Hola!

Sábado día 21 de julio de 2012
Montaña de Calicanto, 11km en 58´32" a 5´32" por km.


Una mano, muy débil, toco mi espalda. Su tacto era leve, apenas perceptible, como si el agotamiento le impidiera apretar mas fuerte. Me giré y vi a un señor muy cansado, era el dorsal 5165; flaco y atlético, estaba completamente acalorado y lucía una calva que a mi me pareció señorial y brillante, todo su cuerpo era como una enorme fuente rebosante de gotas de sudor; semi-inclinado sobre el suelo, el dorsal 5165 tenía la cabeza agachada y buscaba con su mano un punto de apoyo que encontró sobre mi espalda..

-¿Esta usted bien? - le dije yo, y puse mi mano sobre su hombro agachándome un poco para interesarme por él.-¡Si..si..! balbuceo..¡Ya está, ya está..! -añadió jadeando.
-¿Quiere que nos sentemos un poco? -insistí señalando una zona apartada y que estaba vacía de corredores..
-¡No...no, de verdad, estoy bien! -afirmó el señor, y poco a poco se fue incorporando normalizando así su estado de ánimo y su aliento.
-¡La semana pasada corrí 60 kilómetros contra el cáncer en Chelva! -afirmó, de repente, muy orgulloso y levantando bastante la voz, no sin dejar de emitir algún que otro jadeo entrecortado..
Yo le miré y sonreí..luego dije; -¡Vaya, normal que este usted tan cansado!-

Hubo un silencio, ambos caminábamos muy lentos en busca del refrigerio, el dorsal 5165 y yo; la gente se saludaba, algunos chillaban..la voz del "speaker" no dejaba de cantar los tiempos de los nuevos llegados, lejos de la cola de los refrescos los corredores mas rápidos ya partían hacía sus casas, cientos de corrillos comentaban las incidencias de la carrera..

Ya de pie, la mano del dorsal 5165 continuo sobre mi hombro y la mía sobre el suyo..pude comprobar que era un poco mas alto que yo, me miró fijamente y vi que sus ojos, pequeños y negros, estaban enrojecidos; alguna emoción, muy profunda, afloraba desde su alma; permanecimos juntos, con las manos y los hombros conectados entre si.

-¡Tengo una sobrina con cáncer de pecho, yo siempre corro pensando en ella! - el dorsal 5165 dijo esto apartando su mirada de la mía, como si temiera descubrir todas sus emociones.Yo no le dije nada, ambos seguíamos agarrados por el hombro. Realmente, no supe que decir, así que continué a su lado observándole de cerca y con mi mano, algo débil, sobre su espalda llena de sudor.

De pronto vimos a Tina Ysern, los dos la miramos. Ella, ya descansada de la carrera, enfocaba con su cámara a cada corredor que pasaba por allí; -¡¡Tina, Tina, a ver si me sacas con pelo!!-.Aquel señor, dorsal 5165, ya recuperado del esfuerzo y aún con el atisbo de la emoción en su mirada, me agarro con fuerza del brazo y añadió; ¡Sácanos juntos a mi amigo y a mi!.

Sonreímos a la cámara de Tina y yo, levante mi pulgar en señal de triunfo...el dorsal 5165 parecía feliz, se había dejado el cansancio allí arriba, en la montaña de las cuestas inclinadas.

El dorsal 5165 y yo

5165

¡Gracias Tina, por plasmar tantos recuerdos!







¡Adios!

martes, 24 de julio de 2012

VOLTA A PEU DE ALBORAYA: SUDOR Y RAMAS SECAS

Hola!!

Sábado día 30 de junio de 2012, 10 kilómetros en 50'38", a 5´02" por kilómetro.


Caía sobre Alboraya un calor indefinible, atroz, también inusual, peor que el de costumbre por estas fechas; un calor cobrizo pintado de fuego y envuelto en nubes turbias de ceniza gris, inquietante y pegajosa.

No fue fácil correr en Alboraya, nada fácil, el aire tenía un sabor amargo, algo herrumbroso, como si las partículas de oxigeno se hubieran transformado en plata o en mercurio; circulaba por los pulmones con dificultad dejando un poso viscoso y hostil, casi insoportable.

Valencia ardía, de horizonte a horizonte, desde el norte y hasta el sur, dos fuegos inenarrables que casi se daban la mano horadando los rincones mas verdes de nuestra tierra y abrazando entre los dos a la atónita ciudad de Valencia envuelta en humo, casi una sombra del infierno a ras de suelo.

Quise correr en Alboraya, casi un mes sin probar mi chasis competitivo,¡demasiado tiempo!.
Tanta irregularidad, tantas molestias encadenadas y esa mano de negatividad que parece cubrirlo todo, ¡nada como una carrera vespertina para sacudirse las pulgas cicateras de la rutina diaria!. Ante mi, 10 kilómetros llanos y húmedos, al filo de la costa tocando el mar y oscilando entre antiguas acequias rescatadas de un pasado de arrabales besados por el agua virgen y fresca venida de la tierra y de las montañas. ¡Normalmente, un placer para los sentidos!.

Sendas cortas, sinuosas y estrechas, estilizados caminos rodeados por abigarrados campos de cultivo; brotes tiernos de horchata, hierba verde y marrón que la rodea para proteger su conservación y su crecimiento a tiempo..siempre a tiempo; tierra fértil solo punteada por barracas de corte artesanal y techos de paja puntiagudos que, con un leve gesto de burla, desafían al paso del tiempo.

¡No encuentro el aire..o si está, no me sirve!; en los pequeños altillos que circundan la ruta el vahído de la respiración se pierde en las capas altas de la atmósfera; a lo lejos, solo hay humo, el viento lo difumina y lo reparte por la superficie de la tierra como un manto pesado de hollín y madera quemada. Corro con desasosiego, con el corazón en un puño, con horror y con mucha pena; definitivamente, el aire no me sirve, sabe a monte quemado que no volverá; y mas allá de la bruma gris de la ceniza, el cielo despejado adquiere un tono rojizo tenebroso, el disco solar se agita ardiente, tiene un color anaranjado y antinatural, reflejo del fuego que arrasa la tierra convirtiendo la carrera en un extraño y crepitante horno..

Últimos kilómetros; pienso en los montes que arden, tantas carreras entre los pinos y rodeando las sierras, pienso en la propia montaña que pierde su vida, en su esencia que comprime su verde linimento para explotar junto al fuego, pienso en el quejido del cielo y en el llanto invisible que flota en el ambiente.

Km 9, voy muy despacio, ya atisbo la meta..mis pulmones se deshilachan por la humedad y por el calor, giro la curva final y..un soplo de viento fresco azota mis mejillas, viene del cercano mar, cierro los ojos y junto a él cruzo la meta, los aplausos acompañan también mis ultimas zancadas..¡se acabó!, es lo bueno de correr, al final siempre queda una sonrisa.


¡Que no vuelva a pasar más, ni en Valencia, ni en Girona, ni en ningún otro lugar!

                                             Sol de fuego sobre Valencia



¡Adios!

martes, 3 de julio de 2012

EN MEDIO DE LA INTRAHISTORIA DE UN MEDIO MARATON DE PRIMAVERA: PRADERAS DE EXCUSADOS

Hola!

En algún lugar de La Mancha a finales de mayo de 2012

Normalmente, no soy capaz de orinar el mitad de una campiña..¡imposible!, los mil males y la endemoniada vergüenza se aposentan en mi cuerpo para cerrar bajo llave la pequeña espurna que deja libre el chorro..¡ pero esta vez, tengo que hacerlo!..¡dos horas corriendo apresado bajo ese yugo infame!,¡esta vez...debo hacerlo!.

El extenso parquing no dejaba lugar a las dudas, ningún lugar oculto, ausencia total de recovecos secretos...cientos de corredores, cientos de acompañantes y aquella planicie extensa carente de escondrijos donde poder dar rienda suelta a este inoportuno instinto.

¡Aguantaré..si, otras veces lo he hecho!..¡no será para tanto!..

Al fin, comienzo a calentar e intento pensar en otra cosa, la carrera se acerca y debo ponerme a tono; estiro por aquí, me agacho por allá..un saltito..otro..siento una opresión muy intensa en la parte baja de la tripa, se trata de una sensación muy familiar, fácil de paliar si uno tiene a mano un hermoso excusado...y de pronto, sueño con praderas de excusados; limpios, muy blancos, abren y cierran sus tapas relucientes mientras bailan a mi alrededor...

¡Hoy no podré aguantar, dos horas no..estoy hidratado, eso si, quizás demasiado, pero mi eficaz circuito corporal reclama el fin de nuevo ciclo biológico!..!¡Debo eliminar los líquidos sobrantes!

Mis ojos son como un radar, tratan de localizar el lugar mas adecuado, noto un sudor frío que rezuma por mi espalda; por fin, a lo lejos, detecto una casucha abandonada y...¡es Carlos!, corre raudo hacia ella..su vejiga sintoniza con la mía..¡es el momento!, voy tras él, en equipo será mas fácil, ¡esta vez, no puedo fallar!.Mis manos tiemblan, siento que mi mirada es camaleónica, trémula, confusa, cada ojo por un lado, y a mi alrededor, cientos de curiosos observan atentos mi extraña y clandestina maniobra o...eso creo...¡ Mi imaginación es traicionera, lo se!..en realidad, nadie mira... me aferro a este pensamiento y vuelo con mi mente hasta las cataratas del Niagara; allí el agua fluye, rompe contra las rocas, fluye..discurre..gotea..chorrea

Carlos ha terminado, satisfecho, regresa relajado a nuestro punto de reunión; yo le observo de reojo, con envidia, con admiración y mientras, una gota terrible de sudor resbala por mi frente..me concentro, me aislo..busco el poder en mi interior y al fin, la pequeña espurna cede..en 20" todo habrá terminado, no existe nada mas, miro al cielo, un soplo de brisa roza mi piel.. y en mis oídos, el sonido leve de un chorro que humedece suavemente la tierra.. se levanta un poquito de polvo, me quedo mirando la escena, parece una obra de arte.. y cierro los ojos, siento un escalofrío que luego deviene en un suspiro... ¡Lo he conseguido, ya estoy preparado para correr!.

¡Pero..algo ha fallado, si!..la prisa, los nervios, mi proverbial torpeza, ¡Algo ha fallado!.

Trato de ocultar mi pantalón alargando la camiseta..¡demasiado corta!..¡demasiaso escasa para mi robusto cuerpo!; Ana, querida compañera de Carlos, me observa muy risueña, su intuición despierta no ha tardado en adivinar lo que me pasa; en sus manos, amenazante, una cámara de fotos; mis gestos de disimulo no logran ocultar toda una suerte de grotescos escorzos y la cámara de fotos parece tener vida propia..clic-clic; caliento las rodillas encogiendo las piernas y juntando mucho las manos..clic-clic,  me acerco mucho a un coche para estirar los gemelos, siempre de cara al vehículo..claro..clic-clic, y trato de mostrarme natural ante tamaña situación, sonrío, bromeo..clic-clic.

Ana se ríe y busca el mejor ángulo, Amparo le acompaña sugiriéndole algunos planos...Carlos me ampara en el disimulo, el vergonzante ronchal se diluye pronto gracias al viento seco que sopla en la campiña..

¡La carrera va a empezar!; libre, seco y contento, me sitúo por fin en la linea de salida..Carlos, junto a mi, entona por "lo bajini" las canciones de "Barricada". Euforia e ilusión y todo ello conjugado con el miedo y con los nervios, ¡y unas ganas locas de correr..y correr y correr!.

Km 4, mi tono físico no es bueno; ultimamente, soy como un diesel, avanzo lento para ganar eficacia con el transcurso de los kilómetros, pero mi mente se mantiene siempre cuerda y lúcida en cada recorrido, por largo que este sea..giro una curva y encaro una gran recta, no estoy cansado, solo voy lento, algo llama mi atención, al fondo de la calle y en un chalé de dos pisos dos enormes figuras se agitan desafiando al viento..

¡Otros corredores también las miran, esto reconforta mi visión, no puedo estar delirando!.
En la parte baja del chalé un enorme bafle ruge palpitante bramando un heavy metal indefinible y atroz y en el piso de arriba ¡dos monjas! saludan y bailan, alzan los brazos, agitan sus cuerpos, dan palmas...alguien dice..¡Mira..mira!;  veo como dos corredores se trastabillan y casi se caen; yo...dudo si santiguarme o proferir salvas a favor del maligno..de reojo llego a leer algo de una residencia de " Las Agustinas"..y sigo adelante cargado con una sonrisa que fortalece mis piernas; ¡Los caminos del running son inescrutables y en ocasiones, sorprendentes!.

No hubo tregua en Almansa; batucada, rock and roll y ¡rayos, truenos y centellas!. km 11, el cielo se hizo negro y comenzó a temblar; primero fueron unas gotas gordas y escasas y luego, quizás alguien por un despiste le dio la vuelta al mar y lo dejó verter sobre nosotros; mis manos, como los parabrisas de un coche, no daban abasto para retirar el agua..pensé en mis pantalones, ya no húmedos, si no chorreantes y en mi vejiga, ¡Gracias a Dios vacía y ligera! y pensar en Dios me hizo pensar también en las monjas.. las imaginé bailando enfebrecidas bajo la lluvia y casi levitando envueltas en su empapado hábito.

Las zapatillas mojadas, la súbita energía del rock and roll y una suerte de visiones ocasionales, de todo punto místicas, me acompañaron hasta la meta de Almansa, y allí, me hidraté a placer para alcanzar la tierra prometida, la mas placentera de todas, el lugar donde los excusados son blancos, acogedores e intimos.

                                             ¡conviene hidratarse bien!

¡Adios!