MIRA AL HORIZONTE

ESTE, ES UN BLOG DE SUEÑOS Y DE ALEGRIAS, DE CARRERAS, DE RUTAS Y DE ILUSIONES, TAMBIEN DE NOSTALGIAS, DE NUBES QUE AVANZAN RAUDAS JUNTO AL MAR, DE SOLES QUE CUBREN CIELOS ENCAPOTADOS, DE RISAS Y DE MISTERIOS, DE VIEJAS HISTORIAS DEL PASADO, DE ILUSIONES PERDIDAS Y DE OTRAS ENCONTRADAS, DE ENCRUCIJADAS JUNTO AL VIENTO EN LA FRONTERA MISMA DE LA VIDA...ESTE ES UN BLOG PARA EL QUE QUIERA CORRER, LEER, ESCUCHAR E IMAGINAR.

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martes, 27 de diciembre de 2011

MEDIO MARATÓN PAIPORTA-PICANYA: "PODRIA DAR LA VUELTA AL MUNDO"

Hola!!

Domingo día 18-12-2011, Medio Maratón Paiporta-Picanya
21 kilómetros en 1h, 46', 47" a 5'02" por km

Y si siguiera corriendo, y si pudiera alargar la carrera hasta el infinito, mucho mas allá de la propia distancia que limita mis zancadas, y si pudiera dejar atrás estos 21 kilómetros y seguir adelante, correr y correr para poder atravesar mil campos de cultivos y sentir el aroma rancio de los jóvenes naranjos, ver a un lado los valles ladeados que se encogen a mis pies y al otro el mar brillante y rizado peinado por el viento.Hoy, quizás..podría hacerlo.

La mañana prendió en Valencia como la chispa de un fósforo, con una explosión de luz despejada y clara, fue un amanecer lúcido, cargado de magia, de pereza inexistente.Algunas veces, solo algunas veces, las dudas se extinguen consumidas por las sombras de la noche y el día te abraza clarividente rebosante de una alegría firme que se extiende a flor de piel.¡Hoy, seguro...todo ira bien!

Llegué a Paiporta acompañado de una confianza casi absurda, incluso irracional, no había indicios, solo una intuición difusa repleta de señales positivas venidas del exterior. La atmósfera lucia limpia, depurada con esmero por el viento que días atrás había soplado con fuerza en toda la costa valenciana. Las nubes, revueltas y desordenadas, ligeras y carentes de densidad, se esparcían pintadas sobre un fondo azul, como si alguien hubiera confundido el cielo con un lienzo dejando sobre él unos cuantos trazos suaves y blanquecinos al azar.

Los olores y los sonidos, pasados por el caleidoscopio del viento, mas fuertes y mas sonoros, rejuvenecidos por el sol matutino del otoño, llenaban cada rincón de mi mente amplificando mi optimismo.

¡Correr y correr 21 km!, por primera vez y en la linea de salida, me parecieron pocos.¡Hoy, quizás, podría correr muchos mas!

Inmerso en el tumulto multicolor, uno mas entre unos mil corazones latiendo con fuerza, la adrenalina de los corredores, tan alegre y dulce, se disparo por mis venas.¡Vamos allá!.Al principio, no miré el reloj, y lance mis piernas a un ritmo casi frenético, luego llegó el vértigo y como no, la incertidumbre.¡Mas de un mes sin competir! y la carrera se trasforma en una especie de acertijo, un "sudoku" a resolver metro a metro, lindando en cada curva con el miedo aún anclado en el recuerdo latente de la baja forma.

Seis kilómetros, siete..bajo el ritmo, pero voy bien, me desplazo sutilmente, sin esfuerzo, como si circulara sobre una cinta mecánica relajante y suave, la tranquilidad engancha de un  hilo a la euforia, el miedo se desvanece, devoro los kilómetros, correr es como un "swing" lento y delicado, en la cadencia del ritmo esta el secreto.

La carrera transcurre formando un amplio circulo; de Paiporta a Picanya y de Picanya a Paiporta y así dos veces.Ambos pueblos quedan abrazados por el lazo imaginario y móvil que formamos los corredores.

Miro hacia arriba, el cielo turquesa pinta un sol frío incapaz de calentar la mañana, del temporal de viento solo quedan una repentinas ráfagas, en las zonas mas abiertas se ve el mar, plateado y quieto, no parece real.

Entramos en uno de los pueblos y callejeamos, ¡me encanta tomar las curvas cerradas en las calles de los pueblos!, huele a pan recién horneado en la madrugada y a estufa de leña.De pronto, el tiempo parece girar haciendo un escorzo; el piso adoquinado, las viejas casas con sus chimeneas, el canto repentino de las campanas de la iglesia y la vida que pasa impresa en una postal, en los pueblos el tiempo se distorsiona ralentizando la llegada del futuro.

¡Ya queda menos!, nada impide que continúe corriendo, dejo atrás el km 14, en un suspiro alcanzo el 15, estupefacto observo a mi derecha el pequeño cartel que marca el punto kilométrico numero 16, llego hasta un avituallamiento y cojo una botella de agua, siento euforia, doy las gracias y sonrío..hoy, quizás, podría...

El viento sopla fuerte a mi espalda, su leve siseo viene acompañado de otro sonido, es un traqueteo lejano que poco a poco me alcanza, suena como un eco del tiempo cargado de una cierta añoranza,el tren evoca el espíritu permanente de mi infancia.Ahora corre junto a mi, le miro de reojo,veo la locomotora, luego los vagones, uno a uno, traquetean y se van, el chirrido de las ruedas aplaca el "tap,tap,tap" que emitimos los runners al correr, trato de seguirle durante un minuto, acelero, me siento fuerte pero finalmente se escapa..vuelve el "tap,tap,tap".

De nuevo en Paiporta y último kilómetro.., al estilo de los elegantes coches de carreras trazo una curva cerrada, muy por dentro, casi el borde de la esquina, luego enfilo una larga recta y pronto la dejo atrás, algunas personas aplauden, otros solo pasean y nos miran, los metros vuelan bajo mis pies, casi no existen, el asfalto se escurre y...la carrera se acaba.

¿Y si siguiera corriendo?.Hoy, quizás..podría olvidarme de la meta y viajar camino del mar o de las montañas, dejar atrás Paiporta y Picanya para buscar otros destinos en cualquier otro lugar de la tierra, seguir y seguir, corriendo y corriendo hasta notar la reconfortante llegada del cansancio y solo entonces, parar por el puro placer de detenerse cuando uno esta cansado, ¡hasta aquí!.

¡He terminado!,hoy la meta marcó mi destino, 21 kilómetros en 1h, 46' y 29". ¡quizás, muy pronto, pueda correr muchos mas!.

                                              ¡Que pequeña es la tierra! 

                                    ¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO 2012!



                                                         ¡Adios!

sábado, 17 de diciembre de 2011

DICIEMBRE DE 2011: SOPLANDO..SOPLANDO.

Hola!!

A falta de unos pocos metros y con la pancarta de meta envolviendo todo mi campo visual, un extraño escalofrío recorrió todo mi cuerpo, el deseo de llegar, de cruzar la última linea y descansar era casi irrefrenable,tan fuerte y tan intenso, que al detenerme y recuperar el aliento, mi cuerpo, exhausto, parecía suplicarme una tregua, parecía gritarme desde dentro y con todas sus fuerzas; ¡Por favor, para un poco!.

Recogí mi pequeño saco de naranjas (que a modo de premio la organizacion de Medio maratón de Valencia tuvo a bien entregarnos como regalo), me toque las piernas, levemente, tratando de comprobar su buen estado, miré mi reloj para hacer un primer balance del tiempo cosechado y en cuanto pude salir del maremagnum inmenso de corredores , me puse a estirar las músculos apoyado en un banco. Dentro de mi ardía un inquietante desasosiego,como un sentimiento de huida, la necesidad de salir de todo aquello para únicamente, descansar.

La vuelta a casa, solo en mi coche, fue algo triste, mi cuerpo cansado se negaba a sintonizar con mi mente, ambos parecían enfadados el uno con el otro y mi conciencia, en medio, intentaba forzar una difícil reconciliación.

Desde que empecé a correr, hace ya mas de cinco años, un denominador común ha movilizado mis piernas:"la ilusión".Por alguna razón y después de Medio maratón de Valencia de este año, esa llamita, que yo creía eterna, osciló al viento debilitandose levemente

Los días siguientes a la carrera corrí..y corrí mucho, pero corrí por inercia y también por necesidad, cuerpo y mente,encontraron así, un punto de encuentro común, correr es una costumbre que se basa en la necesidad física, pero si falla la ilusión, se convierte en una rutina mas y eso hace que pierda parte de su encanto.

Como si un gran despertador sonara en mi cabeza, metodicamente, movido por un resorte casi mecánico, la hora de correr se convirtió simplemente en "la hora de correr".Un día, tras otro día y sin dejar de correr ni una sola semana, cada zancada parecía la última y atenazadas por el miedo, las piernas corrían como si temieran no volver a correr nunca mas.Algunos días, aceleraba, tratando de acortar distancias huyendo de la desidia, buscando esa ansiada complicidad, añorando la suave cadencia que nos da la pasión por correr, ahora perdida en algún lugar inaccesible del laberinto de mi mente.

Pero corrí y no deje de insistir y pasaron días y semanas y tardes, muchas tardes, cada vez mas oscuras, tardes aplastadas por ese frío suave cargado de hollín que flota en las calles de la ciudad adormecida por el otoño, tardes que no tienen atardecer, que apenas existen y que se convierten en noche en cuanto el sol se oculta arrastrado hacia otras latitudes por un suspiro fugaz del horizonte.

Cinco kilómetros o 7 o 10, en realidad daba igual,correr dejaba atrás, irremediablemente, las pocas ganas de correr y el miedo a perder esa magia tan especial; las zapatillas, la ropa de abrigo, el reloj gps y saltar a la calle acompañado por un sentimiento de reconciliación y de esperanza, kilómetros de búsqueda envuelta en pensamientos cargados de humedad.¡Tiene que estar cerca, agazapada en algún lugar de mi cabeza!,o a la vuelta de una esquina, o al final de este entrenamiento..o quizás surja un día por la mañana en cuanto me levante..pero tiene que estar!

En estas semanas, oscuras, eternas y casi planas, me olvide de las carreras, apenas miré el calendario y en cada fin de semana mi único objetivo era recuperar cuerpo y mente para seguir avanzando, la siguiente semana,entre las zarzas y las espinas de la cruza realidad.

Y llegaba la tarde, cada día, y al dejar el traje de faena, buscaba y buscaba, trotando y sintiendo el frío de la desidia en mi alma, corriendo y anhelando, recordando tantos momentos preciosos a bordo de mis zapatillas de correr:De mis primeras "mizzuno", pesadas y fuertes, aptas para corredores algo entrados en peso, de las segundas, mas ligeras, con las que volé marcando mis mejores registros y, como no, de mis nuevas "asics" con sus plantillas acolchadas y cómodas con las que he logrado vencer a la dichosa fascitis plantar..

Y perseguí a las estrellas, lejanas y frías brillando en la noche invernal y traté de aullentar a la tristeza embriagadora que se acomodaba de vez en cuando en mi alma congelando mi ánimo con su gélida mano y siempre..siempre, a golpe de esfuerzo, zancada a zancada, sin dejar nunca de correr.

Una tarde, a principios de diciembre, el frío, sin mas, se fue y pude correr ligero con mi ropa de verano, soplaba en la ciudad una brisa dulce como una caricia y la luna, llena de luz, mostraba orgullosa su esbelta figura, en el cielo, ni una sola nube.

Giré algunas curvas, aceleré en las rectas, 2 kilómetros, 3, 4...giro de nuevo y..¡ahi estas!, alimentada por la cálida brisa, pequeña y débil, es la llamita,¡ya te tengo!.Mas rectas, mas curvas, el asfalto se suaviza bajo mis pies, la luna esta delante o esta detrás, no lo sé y continuo corriendo, mi corazón se despereza y late alegre, en cada zancada soplo fuerte para alimentar a la débil llama, me cruzo con otro corredor y ambos sonreímos, soplo mas y mas fuerte, me ayuda la brisa y poco a poco, la llama va creciendo..¡ya no te puedo perder!.

La vida no esta echa de caminos rectos, mas bien de curvas, perder la sintonía es fácil, no dejar de correr es el primer paso para recuperarla.El próximo domingo correré el Medio maratón de Paiporta-Picanya y en cada kilómetro acunaré la llama de la ilusión entre mis manos..soplando,soplando.

                                                           la llamita

                                             y una canción irrepetible
                                                    "eternal flame"
                                                         Bangles


                                                           ¡Adios!

sábado, 3 de diciembre de 2011

NOVIEMBRE 2011: PECES EN EL COCHE

Hola!!

Valencia, una tarde cualquiera del mes de noviembre de 2011.

Después de un largo día de trabajo y dentro del coche,tengo la extraña sensación de haber encogido, de ser muy pequeño, como si las largas horas de trabajo hubieran logrado minimizar mi existencia.Algo ausente y un poco pensativo, me sorprendo a mi mismo con la mirada perdida y parado delante de un semáforo, su enorme esfera, roja y brillante, no parpadea, solo me observa a través de la nebulosa que forman los pensamientos en mis ojos.

La humedad fría y densa del otoño cae sobre la ciudad empañando y humedeciendo los cristales de mi coche.Aquí dentro,las calles, envueltas en la bruma, parecen un mundo aparte, muy lejano, el pequeño habitáculo del coche es como un confesionario intimo, una especie de pecera solitaria donde los pensamientos se transforman en peces que chocan contra el salpicadero, la tapiceria y el volante..

¡El semáforo cambia a verde!, ¡tengo que seguir!, pongo la primera y comienzo a circular, el murmullo del trafico aullenta el lento proceso mental en el que estoy sumido, nada concreto, solo peces que chocan, dan la vuelta y vuelven a chocar...imprecisos, inconexos..
Nadie me ve desde la calle o eso pienso y canturreo mientras conduzco, mis ojos avanzan con parsimonia por el carril central , mantengo las distancias y me relajo, gracias a la música retomo el pulso de la alegría.

A través del retrovisor descubro mi rostro, sonríe y de reojo veo al conductor que viene por detrás, parece nervioso, habla por el móvil con desespero mostrando una expresión compungida y un poco dramática..
"¡Tranquilo chico, es hora de volver a casa, tengamos la fiesta en paz!"-
Y de pronto, otra vez, la esfera roja, ¡tengo que parar!, un súbito chirriar de neumáticos suena a mis espaldas, es el conductor de atrás, casi se empotra conmigo, le observo con reproche a través del pequeño espejo, el sigue a lo suyo; el móvil,  los gestos exagerados y esos ojos repletos de angustia..Mientras tanto, dentro de mi coche siguen los peces, mas tranquilos, se cruzan unos con otros, lentos, insulsos, parsimoniosos..

Distraidamente, fijo la mirada en el pequeño reloj digital del salpicadero; son las 18:30, ¡ Que pronto!, hace solo unos días y a estas mismas horas, el pálido sol de otoño aun acariciaría con su suave mano a los viejos edificios de la ciudad, pero hoy, ya es de noche.En las profundidades del mes de noviembre la tarde se apaga como si cayera sobre ella un enorme telón oscuro que engullera de golpe la escasa claridad otoñal.
Valencia, tan acostumbrada a la luz, yace ensimismada bajo un cielo profundo ausente de estrellas.

Me siento raro, un poco confuso, como la propia ciudad ante la realidad de su luz perdida.Por momentos, es como si el frío se filtrara hasta mi por las rendijas de la carrocería tratando de calar en mis huesos y en mi alma..¡Subo la calefacción y también el volumen de la radio!..canturreo mas fuerte, de esta forma, algunos de los peces, los mas pesados e inquietantes se van..o mejor dicho, ¡los echo!..

¡La esfera se pone verde!.. otra vez, pero no reacciono, me quedo como hipnotizado mirándola, desprende un extraño fulgor rodeado de un aura casi magnética que me hace sentir bien..
-¡Piiiiiiii...Piiiiiiiiiiiii!..doy un respingo y concluyo de golpe con mi agradable ensoñación..¡Ya voy, ya voy!
¡Intento arrancar..pero, Uyyy...lo que faltaba, el coche se me cala..!
-Piiiiiiiiiiiiii..!, observo por el retrovisor y veo como mis ojos se llenan de culpa..¡Perdon..ya va, ya vaaaa!
El conductor que me persigue agita las brazos con furia y balbucea algo que no entiendo..¡Piiii, piiiiiiiiiii!, el claxon de su vehículo suena casi como si fuera un insulto.
¡En marcha..por fin, y acelero..es un decir!¡Que ganas de estar en casa!

El inquieto conductor que circula tras de mi decide adelantarle, ¡Ya era hora!, presuroso y alterado pasa por mi izquierda, gira su cabeza como haciendo un escorzo y me mira con una honda expresión de desprecio, yo le sonrío..-¡Que prisas, chico, habrá que verte a las 8 de la mañana!-

¡Ahi están otra vez..son los peces!, los hay de muchos tipos; grises, oscuros, de colores.. también los hay grandes o pequeños, los veo de perfil avanzando lentos y esquivandose unos a otros, los veo de frente, planos, casi imperceptibles, algunos burbujean y me rodean dando vueltas sobre mi..otros me miran de frente y me desafían..con esfuerzo trato de aferrerme a los que me gustan, los alegres o los bonitos..los demás, prefiero no mirarlos.

Suspiro y cambio de marcha, a lo lejos solo veo esferas verdes y alguna amarilla ,cambian y parpadean formando junto a las farolas anaranjadas una especie de árbol de navidad, algo monótono.Por mi derecha avanza lenta otra conductora, cruzo mi mirada con ella, casi puedo sentir esa punzada leve que todos sentimos en la nuca cuando alguien nos mira, la rodean cientos de peces, parece triste y cansada, sin embargo sus ojos brillan..Es la vida, al fondo del camino siempre hay una luz que brilla fuerte.

Aparco y salgo del coche, salgo tambien de la pecera.Una bocanada de aire fresco alivia mis pulmones, la calle amplia y el espacio abierto oxigenan mi mente, estiro las piernas y respiro, la noche es oscura y fresca.
Atras queda el coche y un largo dia de trabajo y junto a mi un único pensamiento; "si fuera un pez, preferiria el immenso mar para nadar"..
Desde la calle veo mi casa, la calida luz de la ventana arropa mi alma, pero el dia aun no ha terminado, ¡me queda algo por hacer!..asi que, me cambio, me pongo las zapatillas y me voy a correr... o a nadar.
¡Ya tendré tiempo de volver a la pecera!.


                                                           La pecera



                                                             ¡Adios!